II

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Itadori despertó luego de lo que serían un par de horas, porque realmente no supo cuánto tiempo estuvo inconsciente luego de todo el desastre causado y el hecho de haber encontrado a quien nunca espero en su vida. Cuando apenas tuvo abierto sus ojos, lo primero que hicieron sus instintos, fue buscar al azabache de ojos bonitos por todos lados, dándose cuenta que estaba encerrado en un cuarto pequeño, con las paredes llenas de pergaminos que no se molestó en leer, todo su cuerpo amarrado a cuerdas que estaba seguro podía romper con total libertad, pero no lo hizo porque sentía que no era lo correcto. Lo siguiente en enfocar fue a otro alfa enfrente suyo, sentado en espera de su despertar, sonriente y juguetón como la primera vez que se vieron hace unos momentos; el alfa de Itadori gruño nuevamente de manera interna, y Yuuji lo obligo a calmarse. Realmente no tenía fuerza de aguantar a su casta que seguía chillando por enfrentarse a alguien más fuerte que él.

La plática entre ellos fue sencilla. Gojo le explico brevemente lo que pasaría a partir de esos momentos, si iban de lleno a su ejecución o vivía lo suficiente para reunir todos los dedos del rey Sukuna Ryomen. Le conto que las maldiciones no tenían casta ni jerarquía entre ellos (ellos solo se regían por la ley del más fuerte), pero había excepciones como aquellas, en las que las maldiciones antes eran humanas y por lo cual conservaban su casta; Yuuji entendía cada vez menos en cuanto Gojo extendía el tema. El alfa mayor realmente hizo lo posible para convencer a los cobardes de los peces gordos que Itadori serviría como buen recipiente, además de que Gojo lo mantendría vigilado en todo momento por si algo malo pasaba. En resumen, la ejecución al alfa Yuuji Itadori había sido pospuesta hasta recuperar todos los dedos del rey de las maldiciones.

"Eres un chico fuerte. Ayuda a los demás"

No pudo dormir el resto de la noche tras toda aquella platica con su mayor.

El día siguiente fue a cremar el cuerpo de su abuelo, siento acompañado por Gojo para vigilarlo en caso de que quisiera huir; Itadori no era de aquellos que escapaban ante la primera amenaza, y de ser así, no iría tan lejos teniendo a Gojo tras su cabeza. Mantuvieron una plática en lo que esperaban afuera, entablando otra conversación. El mayor no quería apresurarlo, pero necesitaba una respuesta en concreto, quería dar su mala influencia y apoyar a Yuuji de que se coma los dedos, en especial por que había un omega esperando ver al alfa menor después de todo. Pero esto no era una historia de amor, casi todos los destinos terminaban mal en el mundo de la hechicería.

Solo entonces tuvo tanto remordimientos como empatía hacia ambos jóvenes.

— Si reúno todos los dedos de Sukuna, ¿disminuiría el número de gente afectada por Maldiciones?

Gojo sonrió. No conocía de todo a Itadori, de hecho, no lo conocía en nada. Estaba seguro que en el futuro sus alfas seguirían peleando hasta que el de Itadori se acostumbre a su presencia. Pero sabía cuáles eran los pensamientos del joven, era un libro abierto que seguía descubriendo cosas nuevas en su vida, realmente ya se esperaba su respuesta, aun así, le dio tiempo a formularla.

— Por supuesto.

Itadori guardo silencio por unos segundos. Su alfa interno lloraba de tristeza junto a su corazón. Volteo a ver a Gojo, su sola mirada le confirmo lo que pensaba.

— ¿Aun tienes ese dedo?

"Megumi, se que estas en buenas manos"

— ¿Ya puedo considerarlo como que estas decidido?

— Pues,  no. Aun me pregunto porque deben matarme. Pero no puedo ignorar la Maldición.

Aquella que le puso su abuelo antes de morir. Que ultima voluntad tan problemática.

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⏰ Última actualización: May 07, 2021 ⏰

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Madera y petricor [ItaFushi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora