Hilo negro

30 0 0
                                    


{Yeji & Lia}



Somos mellizas. Sin embargo, todos a nuestro alrededor parecen sorprenderse cuando lo descubren. No somos muy parecidas, yo parezco la hermana menor porque soy mucho más menuda que Yeji. Ella nació 30 minutos antes que yo, llorando a todo pulmón mientras el personal médico trataba de quitar el cordón umbilical de mi cuello.

Yeji conoció primero a mamá, a papá y a los abuelos, pero todos comparten la opinión que a ella no le importaba, a ella le interesaba conocerme a mí, pues no paró de llorar hasta que estuve a su lado, aferrándome a su pequeña mano con fuerza.

Normalmente, siempre he escuchado historias de hermanos peleando o retándose mientras escalan en la vida, superándose día a día. Historias crueles de traiciones, un niño acusando a su hermano de haber sido quien tiró el florero favorito de mamá por accidente. Nuestro caso no fue ni un poco así, ella siempre estaba observándome, cuidando que no hubiera nada por lo cual preocuparse mientras jugábamos. Ella me daría el permiso de ser la primera en elegir, o si terminaba primero mi rebanada de pizza, ella nunca tendría problemas en compartirme de la suya, sin importar que terminara aprovechándome y comiera con avidez en un intento por comerla toda también.

Por supuesto, no era yo la única que la adoraba. Muchas personas en la escuela lo hacían, pues ella siempre había mostrado ser talentosa para un montón de cosas. Era siempre una buena compañera y tenía un gran grupo de amigos, la mayoría no me conocía, porque solía faltar a la escuela con bastante frecuencia, y cuando aparecía, me volvía el centro del universo para mi hermana.

"¿Quieren invitarme a una fiesta? Bien, llevaré a Lia también".

"¿Por qué no fui? Mi hermana no estaba en condiciones para asistir".

La primera vez que me sentí un estorbo, realmente lo sentí, fue cuando una de las mejores amigas de mi hermana empezó a soltar comentarios hirientes acerca de la sanguijuela que era en realidad. Alimentándome del tiempo y la juventud de mi hermana porque no podía producir la propia.

"Te morirás. ¿No es así? ¿Y qué será de ella cuando eso suceda? ¡Ya no tendrá amigos por tu culpa! ¡Por tu culpa se quedará sola!".

Y tonta como fui, dejé que sus palabras se colaran por mis oídos y mi cerebro empezara a ver todo a mi alrededor con una nueva sensación de pesadez. Yo voy a morir, como todos, sin embargo, existía la mención de una posibilidad anticipada. ¿No hacía que todos los cercanos se volvieran mucho más amable? Estaban guardándose tanto, quizá querían hacer tantas cosas que yo no podía. Estaba amarrando a todos a mi alrededor. ¡Siempre he sido tan egoísta!

Fue la primera vez que discutí con Yeji.

"¡No quiero estar contigo! ¡Déjame!"

Había estado evitando a mi melliza durante mucho tiempo, tal vez cuatro días, y ella ya no soportaba más la situación así que había intentado hablar conmigo en más de una ocasión. Yo no se lo permitía, porque estaba tan molesta. ¿No podía sólo ir con sus amigos y disfrutar un poco de su tiempo?

Mi terquedad, mi negación y mi actitud. Fue la primera vez que vi a mi hermana explotar en llanto. Preguntándose si había hecho algo mal para que yo ya no la quisiera tener cerca. Ella no sabía la razón pero estaba pidiendo perdón de forma casi desesperada. Terminé llorando con ella y pidiendo perdón también.

"Yo me voy a morir. ¿No es así?"

Era un tema tabú, nadie hablaba de eso en casa. Pero las palabras del médico, cada mes, sonaban menos esperanzadoras mientras mamá fingía que todo estaría bien una vez que camino a casa pasábamos por la heladería. El helado de fresas, siempre fue mi favorito.

MiracleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora