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ℙ𝕖𝕣𝕤𝕠𝕟𝕒𝕛𝕖: Daniel Valencia
ℂ𝕒𝕥𝕖𝕘𝕠𝕣𝕚́𝕒: One-Shot
𝔸𝕕𝕧𝕖𝕣𝕥𝕖𝕟𝕔𝕚𝕒: Ninguna
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Humillado, así se sentía el Valencia con aquel manojo de emociones en la mano y a flor de piel, disfrutaba de la pena ajena y de la humillación pero no de esa manera.
Su corazón estaba constipado y él ni siquiera sabía cómo lidiar con aquel sentimiento.
—¿___? —Susurro el nombre de aquella chica que lloraba desconsoladamente con sus zapatos llenos de aquella agua asquerosa que había caído sobre su cabeza hace un momento, una ingeniosa idea de su hermana menor quien había echo imposible la vida de la chica al momento de pisar esa facultad.
Al no recibir respuesta se dejó guiar de los pequeños sollozos que se encontraban en el ambiente.
Daniel no tardó en encontrar a ___ empapada y con su rostro rojizo e hinchado.
Sintió lástima y desesperación al ver aquellos ojos teñidos de un pequeño color rojo por culpa del llanto.
—¿Que quieres, Daniel? —Musito ella en un hilacho de voz apenas audible— Lo lograron Daniel, al fin Lograron lo que querían y anhelaban ¿Acaso no estás satisfecho? —Con cada palabra el corazón del valencia se arrugaba aún más— Por favor déjame —Más que una súplica lo que salía de sus labios era una amenaza de muerte.
Daniel quedó estático en todo el sentido de la palabra, Ni siquiera movió un dedo, simplemente reflexionó sobre aquella engorrosa situación.
Al reaccionar Daniel se acercó de una manera peligrosa a la mujer tomando su antebrazo y arrastrándola de vuelta a aquel auditorio dónde todos se encontraban celebrando la fiesta, en donde hace unos minutos ella fue humillada.
El Valencia hacía caso omiso a lo que refunfuñaba la chica. Ya estando en aquel sitio en medio de la multitud captaron las miradas: Algunas de burla como los compinches Armando, su cuñado, y su inseparable amigo Mario y otras eran de intriga y desagrado cómo la de su hermana Marcela.
—María Beatriz —Aquel nombre salió disparado de su garganta llenando la habitación de un eco que paso a ser un silencio sepulcral captando la atención de la menor de los Valencia y a su vez llenando de terror y desconcierto a algunos.
Por su parte, la chica que fue arrastrada a esto sólo pedía morirse.
—¿Que pasa, Daniel? — La expresión burlona de su hermana paso a ser una de completa seriedad al ver las tétricas facciones de su hermano, quien la cuestionaba como un verdugo.
—Discúlpate—Exigió ante las miradas de todos— Discúlpate ahora.
—¿Por qué? —Indagó María Beatriz— Ella no es una de nosotros Daniel, no está a nuestra altura.
Los movimientos corporales de la chica decían que corriera lejos de ahí y que abandonara todo hasta el sueño por el cuál había luchado tanto.
Sus ojos se cristalizaron al escuchar las carcajadas que inundaban aquel auditorio que poco después pasaron a ser de sorpresa pues los finos labios del mayor se habían estampado contra los suyos en un beso que al principio mostraba temor luego de nos segundos, cohibidos de pudor el beso se volvió descaradamente fogoso y sensual ante las vistas de los demás. Al separarse y hacer contacto visual los ojos del Valencia demostraban seguridad, una de la que ella no estaba segura sin embargo se dejó guiar de él.
Las expresiones de sorpresas se mantenían sobre todo las de sus hermanas.
—Bueno, ahora es una de nosotros y de nuestra familia. trágatelo y sigue con tu vida, hermanita.
Concluyó el Valencia con arrogancia y su típico veneno en sus palabras para salir victorioso de aquella situación, tomando la mano de la mujer que lo acompañaría a pesar de todo el resto de su vida
