Aún recuerdo ese día: esos ojitos tan bonitos, brillantes, llenos de amor...
Era la niña más preciosa que había conocido, su sonrisa te daba mil años de vida. Su piel era tan suave, tersa y delicada ¡vaya! Parecía un osito cariñosito, entonces pensé, ¡Oh Dios! Solo... quiero abrasarla, quiero tenerla entre mis brazos, el aroma a bebé recién nacido es, simplemente encantador.
Cómo olvidar sus primeros pasos, estaba tan eufórica que parecía su madre, o cuando la escuché decir mí nombre. Pronto dejo de ser bebé y se convirtió en niña, con el tiempo se volvió escurridiza, hizo tantas travesuras que ya habíamos perdido la cuenta.
Verla crecer, fue lo más bonito que me pasó en la vida; le encantaba dibujar; si tan solo la hubiesen visto danzar, era como ver una pluma deslizarse con el sonido del viento, su sueño era ser bailarina de ballet profesional.
Aprendió a andar en bicicleta a los diez, se calló incontables veces, y aún así volvía a intentarlo una y otra vez, "no creo que nada pueda detener esa chica" lo escuché de su maestro de natación. Era tan frágil y delicada, "niña de plástico" así le decían en la secundaria.
Tenía cabellera de sirena y labios rosáceos, no necesitaba maquillaje, el maquillaje la necesitaba a ella, se aparecía todos los fines de semana con un color de cabello diferente, podías ver en ella esas ganas de salir a disfrutar y comerse el mundo.
No sé imagina lo mucho que me costó, entender que ya era una jovencita, aceptar su carácter fuerte y decidido, se cortó el pelo y lo tiño de verde jade, creo que le rendía honor a su nombre, después de todo siempre fue algo que le provocó mucha curiosidad.
El hecho de saber que era su mejor amiga, me generaba cierta paz, me llenaba de felicidad, pero si de algo estoy segura, es que nunca se pareció a mí, resulta irónico que la arriesgada fuera ella, aunque su impulsividad nos sacó de varias situaciones incomodas.
La definiría con una sola palabra "osada", se perdió unas cuantas veces, pero sorprendentemente se hayo ella misma; los viejitos la adoraban, hasta le regalaban cosas, doña ramona todavía pregunta por ella, pobre, tiene Alzheimer y por más que se lo digan, siempre termina olvidándolo.
Querida hermanita, no te imaginas la falta que me haces, volaste tan alto que jamás regresaste, llevo conmigo tu collar de jade, nunca me lo quitaré.
Por favor, no mueran sin haber probado uno de sus pasteles, son los mejores del mundo. Se que algún día nos volveremos a encontrar...
"In altera vita"
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Azur y Jade.
Lãng mạnMuchos dicen que el amor y la tristeza van de la mano, pero es mejor amar, que haber sufrido en vano. Él le devuelve las ganas de vivir, mientras que ella se las quita. Esta historia ya ha sido contada, aunque vale la pena, que vuelva a ser escucha...