Capítulo 8

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Oscuridad...

... Eso es todo lo que podía ver.

Incluso, por un momento, pensó que ya había pasado al plano espiritual. Pero el frío y el dolor de cabeza que lo invadía, le daba el indicio de que ese no era el caso.

No tenía ni idea de que habían echado en su rostro, pero sabía que eso era el causante de que perdiera la conciencia por completo.

Pronto unas voces a lo lejos lo trajeron poco a poco a la realidad. Solo escuchaba palabras incomprensibles de dos personas hablando entre ellas, como balbuceos y otros ruidos extraños.

— Ya están listas todas las jaulas, señor. Pronto llegarán las carretas de carga —

Lentamente y con dificultad abrió sus ojos, divisando unas borrosas siluetas de unos yokais frente a él. Notó que aún se hallaba encerrado en una horrible jaula de metal, pero no parecía ser la misma en la que lo encerraron hace un rato atrás en esa mina abandonada.

— El señor X llegará como en... ¿Eh? ¡Señor! ¡La tortuga está despertando! —

Mikey empezó a esforzarse por levantarse, pero solo logró sentarse en el frío suelo de la jaula. Aún tenía el efecto de ese extraño polvo brillante. Procedió a frotar sus ojos con sus manos, con la esperanza de aclarar su vista tan nublada y borrosa. Sentía que había dormido por mucho tiempo y aún se sentía algo aturdido.

— Veo que ya despertaste, naranjita —

Esa voz hizo que sus ojos se abrieran a su máxima capacidad, encontrándose con el enorme lobo de Yukón frente a él. Este lo miraba con una sonrisa maliciosa, como si fuera un cazador observando a su próxima presa. Mikey rápidamente se alejó de él, hasta que llegó a topar su espalda con el otro extremo de la jaula, sin poder retroceder más. Después de todo lo que había escuchado sobre ese sujeto, no se iba a fiar para nada de este.

— Vaya, al parecer aún me tienes miedo — Dijo el mayor de forma tranquila, mientras alzaba una ceja.

— ¿Cómo llegué aquí? ¿D-dónde estoy? ¿Qué es este lugar? —Preguntó la tortuga, mientras veía con miedo a su alrededor. El cual no era muy visible al estar tan oscuro— ¿Quiénes son ustedes? ¡¿Qué quieren de mí?! —

— Oye oye, cálmate. Me mareas con tantas preguntas a la vez—Se quejó el mayor, para después cruzarse de brazos, teniendo una postura seria— Estás en una de nuestras bodegas. Esta será tu estancia temporal hasta que nuestro jefe consiga lo que sea que quiera de ti —

Miguel Ángel vio con temor ese lugar, tan frío y oscuro en el que se encontraba. Sentía un aroma muy peculiar en el aire, pero no era para nada agradable. Después de observar su entorno, Mikey nuevamente volteó a ver al lobo parado frente a él.

— ¿Qué quieren de mí? Yo no tengo dinero o algo de valor —

— Nunca dijimos que queríamos dinero. Al señor X no le interesa ese tipo de cosas en estos momentos —Explicó el joven adulto con desinterés— ¿Alguna otra pregunta? No tengo toda la noche, niño —

El ninja naranja se puso nervioso, pues no sabía de qué sería capaz de hacerle ese sujeto si este "jugaba" mucho con su paciencia.

Estaba pensando en qué consultarle al can, hasta que en unos segundos la imagen de su "amigo" siendo electrocutado y noqueado por sus secuestradores vino a su mente, haciendo que mirara para todas partes en su búsqueda, sin teniendo éxito en esta.

Pronto giró su mirada, totalmente preocupada, al mayor. Para atreverse a dar su tan crucial pregunta.

— ¿Dónde está Mondo? —

Tú serás Mondo GeckoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora