Seis años, seis benditos años habían pasado desde que llegó a ese lugar. Tuvo que aprender muchas cosas y también a no creer todo lo que decían.
¿Quién era realmente el malo? Dependía mucho a quién le preguntara.
Si no fuera por ese bendito pergamino, como dice el dicho, la curiosidad mató al gato.Suspiró, tampoco es como si en su mundo la necesitarán mucho, al único que extrañaba, era a ese rubio revoltoso, que desde el primer día fue capaz de sacarle una sonrisa. Nuevamente suspiró, estaba sentada en la orilla de un puerto, la gente compraba, otros descargaban los barcos, ella miró el suyo con amor, era pequeño pero servía, después de todo solo era ella y a veces él, le habían ofrecido unirse a más de una tripulación, pero por su reputación nada más, era increíble como un acto te podía condenar, pero ella no se arrepentía de haber hecho eso, después de todo, salvó a la persona más importante de aquel que le brindó una ayuda cuando llegó y para ella también. En el camino encontró aquello que juraba perdido. Encontró lo que creyó que no era para ella.
¶Flashback¶
Tienes una misión - dijo un peliplateado - tienes que llevar este pergamino a un templo a las afueras de Iwa, no debes abrirlo por ningún motivo - dijo seriamente
Hai - dijo firmemente, estaba arrodillada al frente del hokage, su traje ANBU totalmente negro con detalles en rosa, era único - partiré inmediatamente -
El trayecto iba bien, solo paraba para tomar agua, cuando veía algún río - Que tendrá esto para ser tan importante - susurró - en fin, no me pagan para chismosear -
Así siguió saltando de árbol en árbol, se encontró con más de un ninja renegado, nada muy importante, los derrotaba fácilmente, pero uno le dijo algo que llamó su atención - "Ese pergamino puede cambiar tu vida totalmente, nada será igual" - eso la dejó intrigada, después de todo, su vida se estaba volviendo aburrida, sus padres murieron cuando era joven, Sasuke prometió volver pero ya no le creía, Naruto estaba ocupado estudiando para ser Hokage y sus misiones en ANBU ya no eran lo mismo después de la guerra.
Una pequeña miradita, nadie sabrá - se dijo a si misma. Apenas abrió el pergamino una luz la envolvió. En un abrir y cerrar de ojos se encontraba cayendo desde el cielo - Maldición - dijo cuando vio que estaba cayendo en pleno mar. Empezó a concentrar chakra al rededor de su cuerpo, trataría de minimizar el impacto. Pero no contó con que justo un barco pasara por ahí - No se si será suerte o no, pero de que es mejor caer cerca de un barco que en el mar abierto, es mejor -
Trató de moverse un poco, para aterrizar a un distancia considerable, ya que si lo hacía en el barco, podría romperlo por el impulso. Así como si fuera una bala de cañón cayó al mar, provocando olas, las cuales chocaron con el barco, meciendolo y alertando a la tripulación.
Tsk, menos mal me cubrí con chakra - pensó nadando a la superficie, al salir concentró chakra en los pies y empezó a caminar como podía al barco -
Los mugiwara estaban intrigados, no había señal de otros barcos y mucho menos de un temporal, entonces ¿que provocó esas olas? Seguramente algún rey marino, fue el pensamiento de la mayoría.
Un pelinegro se encontraba sentado en la cabeza de un león, pescando. Estaba distraído mirando el cielo, hasta que vio que algo caía presipitadamente hacia el mar, cuando vio que cayó, provocó pequeñas ondas que chocaban y mecian el Thousand Sunny. Se paró rápidamente para averiguar que había sido eso. A los pocos segundos vio como una figura salia de aquel lugar y grande fue su sorpresa cuando vio que algo o alguien estaba caminando por el agua - Sugeee - gritó con ojos de estrellita. Ésta acción llamó la atención de los demás tripulantes que miraban a su capitán intrigados, decidieron también mirar en su dirección quedando con la boca abierta.