Lynn.Hospital San Altísimo.
Estaba con una de mis compañeras monjas del Monasterio, si, mis padres quieren que le sirva al Altísimo, pero no vivo en aquel lugar, mi familia se las arregló para que siguiera en casa.
-Hermana Lynn, Que Dios te acompañe-me saludó gentilmente Lucía.
-Gracias, igualmente- le sonreí.
La Hermana Lucía no era una de mis mejores amigas, no me llevaba tan bien con ella, era una de esas monjas que no les gustaba ningún tipo de falla con la regla de: No celular, no maquillaje, no aretes, no ropa corta, no tatuajes, no uñas pintadas, no piercing, no nada. Y yo las respeto.
Porque no me interesa ninguna de las cosas mencionadas, además, se que es así para todos los que deciden emprender su camino junto al señor.
Además... ¿Para que celulares? En este pueblo te lo pueden arrebatar de las manos en solo segundos. ¿Para que maquillaje? Si eres fea, fea te vas a quedar. ¿Para que aretes? No sirven para nada. ¿Para que ropa corta? Solo si quieres que los pervertidos asquerosos del lugar te estén mirando. ¿Para que tatuajes? En muchos casos las personas se han arrepentido de hacérselos y eso es algo de por vida. ¿Para que uñas pintadas? Tus uñas seguirán siendo las mismas, con o sin pintura.
Así que ese código de vestimenta no es problema para mí y mi forma de pensar.
Lucía, era la encargada de revisar ese código, por eso nada más que me vió, me analizó de pies a cabeza.
Y yo a ella.
Cómo siempre, su pelo no era visible bajo su Cofia, solamente salían algunos mechones color miel, ella tenia esos ojos verdosos examinándome , Llevaba un vestido largo y holgado de color negro y unas botas, También me llamó la atención algo, estaba justo colgando de su largo y voluminoso cuello. Era un rosario, un largo collar de cuentas negras y al final un crucifijo, la Cruz de Cristo.
Mientras que yo... Llevaba el cabello color chocolate suelto que me caía por la parte baja de mi espalda, un vestido con mangas que me cubrían hasta los tobillos color celeste, y no llevaba ningún tipo de accesorio, pues cumplo con las mencionadas restricciones.
Una voz me sacó de mis pensamientos.
-Hermana Lynn, ya es su turno- habló una enfermera.
Me dirigí a la sala de operaciones lista para ayudar.
Al cabo de dos horas la operación fue un éxito.
Ya hasta nuestro líder, el sacerdote Mauricio, me ha felicitado muchos domingos delante de todos, me estoy volviendo respetada por cada habitante del Pueblo Blanco.
Ya a la hora del almuerzo, la hermana descansó una mano en mi hombro, me felicitó esbozando una cálida pero cansada sonrisa y se marchó.
Yo hize lo mismo.
Me fui a un pequeño restaurante donde íbamos casi todos los días y me lo encontré a el recostado de la puerta principal con sus brazos cruzados bajo las axilas y una expresión de: "Odio a la humanidad" Que rápido desapareció cuando notó mi presencia y yo enzanché una sonrisa mostrando mis blanquecinos dientes.
Caminé en su dirección y me detuve justo a su derecha, el se irguió, dejo caer sus brazos a los costados haciendo muy notable nuestra diferencia de tamaños por su ridícula altura.
-¿Que haces aquí?-le inquirí y no pude evitar mirarlo fijamente a los ojos.
Esos ojos tan increíbles...
El formó en sus labios una sonrisa torcida de esas que tanto le gusta esbozar y me habló:
-Esperándote, ¿No es obvio? -dijo con un tono divertido- No quiero que comas solita mogigata -me pellizcó el cachete y giró sobre sus pies para entrar.
Luego de sentarnos volví a hablar.
-No uses ese apodo refiriéndote a mi, no me gusta.
-¿Y desde cuándo me tomo en cuenta lo que a ti te gusta?
-Cállate imbécil -iba a seguir refutándole pero se puso la mano en el pecho y me mostró una expresión de dolor, rápidamente olvidé lo que iba a decir y lo ojeé preocupada, pero se esfumó en un segundo cuando me di cuenta de que era pura actuación y drama.
-Con la mano en el pecho-Ahora me siento ofendido, ¿imbécil? es peor que mogigata...
-Que dramático eres- rodeé los ojos.
Yo pedí por los dos y nos quedamos charlando hasta que nos entregaron la comida, estábamos bastante hambrientos ya.
-¿Hoy vas al cementerio?- inquirió sin mirarme.
-Yo nunca dejo de ir.
-¿Porque no solo lo superas?, deja a los muertos en paz.
Perdí el apetito de golpe.
-me levanto-¿A dónde vas?
-A tomar aire, me siento mal.
-No, ven, sabes que me gusta molestarte, no te enojes... Solo creo que no es sano...
- resoplé-No me importa lo que es sano o no - Le contesté de mala manera.
El asintió y chasqueó la lengua.
Volví a sentarme, comimos, aunque ya mis ganas de engullir cualquier alimento desapareció hace un rato.
El me preguntó si aún estaba molesta, yo le aseguré de que no, que se tranquilizara... Sus ojos examinaron mi rostro en busca de la verdad, pero me mantuve lo más seria y firme posible, si el detecta que mientes, se vuelve un insoportable.
No lo podía negar, me molestaba que el se opusiera a que yo visitara el cementerio sabiendo lo importante que es para mí estar allá...
3:25 PM.
Cementerio Santísima Trinidad.
Estube un par de horas antes de llegar aquí en un parque, Yo andaba sin ningún suéter ni nada que me cubriera,
Ya estábamos en el mes de noviembre y la nieve lo cubría todo , esta es mi estación preferida de todo el año, también era de mamá. Lo recuerdo.Me detuve justo delante de una tumba de madera, la cual tenía un nombre tallado, Al leerlo me brotaron gruesas lágrimas y rodaron por mi rostro empapando mis mejillas.
Cristal Castillo Padilla.
15 Nov 1989. 31 Dic 2005.
In Loving Memory.
Mi madre.
A su lado.
David Martínez Gallardo.
28 Feb 1973. 31 Dic 2005.
In Loving Memory.
Mi padre.
---Nota de la autora.
¿Pero ella ya tenía padres, no?
¿Tiene dos familias?
¿Cómo se llama el tal , EL?
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Muass.
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Pueblo Blanco ©
Mystery / ThrillerUn pequeño pueblo. Una estricta religión. Una chica ejemplar para su comunidad y los jóvenes de su edad. Una persona dispuesta a perturbarla. ¿Estás dispuesto a viajar por el Pueblo Blanco y conocer a Lynn, quién no tiene voz propia y sigue cada pau...