Capítulo 1: Deseo

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Había una vez en un reino lejano hace apenas algunos años atrás vivían el rey Aspros junto a su rey Asmita que gobernaban con sabiduría y gentileza apegándose siempre a la ley que su diosa Athena les había dejado hace años atrás.

Su gente les amaba y los respetaba ya que sin importar la situación o el lugar el respaldo y cuidado de estos dos superiores nunca faltaban.

Pero a pesar de todo el amor de su gente ellos se sentían vacíos, siempre agradecían con todo su corazón la amabilidad de su gente, pero ellos anhelaban tener un hijo.

Aspros quería ya tener a quien dejar a cargo cuando él pasara a su otra vida, enseñarle a ponerse firme y frío en las situaciones que se requerían la mano dura y firme, quería explicarle eso mientras sentado en su trono y a su hijo en su regazo mientras contemplaban a su gente.

Por otro lado Asmita; quería enseñarle a gobernar con sabiduría, mostrarle a ser bondadoso, que no solo existe la realeza sino también la clase media y baja y "no" por ser de la alta tiene el derecho a humillarlos sino lo contrario ver cómo ayudarles para que mejore su situación. Tomarlo de la mano y llevárselo al bosque para que vea que no solo por ser el rey significaba estresarse también podía tomarse un respiro y apreciar las demás vidas en sus habitad.

Más parecía que sus sueños no se iba a poder cumplir ya que más de diez años casados y no había una leve señal de que Asmita estuviera en cinta y eso a ambos les entristecía.

Una noche el rey Aspros decidió ir a caminar cercas del lago para poder pensar en muchas cosas y preguntarse

¿Qué es lo que estoy haciendo mal?

Más parecía que su pregunta no tenía ninguna respuesta.

La desesperación lo invadió y con ello sus ganas de llorar ya que no quería pensar lo peor

Alguno de los dos era estéril

Esa simple idea le aterraba.


- Mi señor - una voz se escuchó a la distancia - todo estará bien - Aspros miró quien le hablaba y quedó sorprendido por tal belleza - si quiere yo le puedo conceder aquel hijo - se acerca a él - solo le pido a cambio un favor - le abraza del cuello aprovechando estaba perdido en su belleza y al ver el movimiento de aceptación por parte del rey mientras que también ponía sus manos en sus caderas y lo apega más a él - que se divorcie de Asmita y me despose a mi para yo ser su rey - fue entonces que el rey reaccionó más ya era tarde ya que a la distancia alguien los había escuchado y salió de ahí con su corazón roto

- Lo siento - dice decidido mientras retiraba sus manos del cuerpo ajeno - amo a mi esposo Asmita - retira con cuidado las manos ajenas mientras se aleja dos pasos hacia atrás

- creí que quería un hijo - le reclama con enojo

- ni por un hijo, ni por dos y ni por veinte le sería infiel a mi esposo, no lo quiero perder por una tontería lo siento - se aleja de ese lugar

- MALDITO SEAS ASPROS, TE ARREPENTIRÁS POR ESTO - le amenaza a la distancia

En el palacio Asmita llegó después de a ver presenciado como su esposo le estaba engañando con un desconocido, soltó en llanto y se dirigió hacía un pequeño templo donde una estatua de su diosa Athena posaba, se arrodilló frente a esta mientras que una lágrima y otra más rodaban por sus mejillas.

- Por favor - comenzó a suplicar - mi diosa Athena - su frente tocaba el suelo - ayúdame a quedar embarazado de mi esposo, concédeme la dicha de poder darle solo un hijo para evitar que se junte con alguien y que también me deje solo - de tanto llorar se hizo un pequeño charco debajo de él - a cambio te daré lo que sea que me pidas, sin importar que sea - se quedó orando hasta que sintió una mano posarse en su hombro - querido - dice sorprendido al verlo parado a su lado con lágrimas en sus ojos

- Perdóname amor - le dice mientras se arrodilla para poder abrazarlo - no lo hice amor, no lo hice con nadie más y nunca lo haré - al escucharlo tan honesto Asmita se llenó de felicidad y le corresponde al abrazo llorando así en su pecho mientras que las lágrimas de Aspros caían en su brazo - vamos a la cama amor - una vez se separaron.

Se pusieron en pie y con respeto se despiden de su diosa.

Ya estando en el cuarto se volvieron a abrazar pero un fuerte calor les invadió llegando así el deseo de tener sexo y con cada segundo que pasaba ese calor se hacía más y más insoportable así que decidieron no resistirse más y unieron sus cuerpos lo que les quedaba de noche quedando más que satisfechos pero a la vez agotados por no haber dormido nada.

Lejos de ese reino una lluvia de truenos era lo que se veía, la oscuridad invadió ese reino lejano, uno de los que habitaban ahí estaba más que de mal humor por a ver sido rechazado

- te odio Aspros, te odio con todas mis fuerzas - el rey Aspros no suponía que por ese rechazo se ganó un fuerte enemigo - ya lo verás, pagarás las consecuencias de a ver rechazado a alguien como yo - sus ojos cambiaron de color a un rojo sangre intenso - tu y tu reino lo pagarán.

Este es el primer capítulo de esta historia que espero y les guste🥺

El bello durmienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora