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Yeonjun parpadeó centenares de veces antes de que Taehyun, cansado de él, le empuje por el hombro. Aún no creia lo que oía, le había dolido, sí y mucho.

Taehyun envolvió una sábana por su cadera dirigiéndose al baño, dejando a Yeonjun desnudo y sudado en la cama.

Yeonjun llevó su palma a la boca, trató de acallar sus sollozos para que el chico de quién estaba enamorado, no lo escuchara. Parándose con las rodillas temblorosas, tomó sus prendas del suelo, poniéndoselas a continuación.

Cuanto antes se marche de ahí, mejor

Suspira temblorosa mente, agarra el pomo de la puerta de la habitación donde su pesadilla comenzó. Huyendo de ese lugar, mientras bajaba por las escaleras sentía las paredes vibrando, por sus ojos lágrimas agrias corrían sin parar, su corazón sentía una tras otra puñalada.

¿Tan inútil era?

No lo sabía, hasta ese momento, Taehyun le despreció como nadie le habría hecho. El dolor creciente en el pecho estaba asfixiandolo.

La estruendosa música dubstep resonaba por los amplificadores de la fiesta en aquella odiosa casa. Beomgyu lo vio bajar, él le sonrió pero esa sonrisa se esfumó cuando vio sus lágrimas. Beomgyu corrió hasta él a través de la espesa gente y lo tomó por los hombros pero Yeonjun aún escuchaba esas dolorosas palabras repetirse y proyectarse en su cabeza como una mella.

⋙—Me aburres.

⋙—¿Qué?

⋙—Ya no me excitas Yeonjun... me aburre estar contigo, siempre soy yo el que inicia, él que se mueve, el que hace todo el trabajo y cuando tú lo haces eres torpe y descoordinado. Me matas las ganas, aprende, no me importa si le pides consejos a tus amigos o a cualquiera, pero no vuelvas hasta que sepas hacerlo.

El era asquerosamente tímido ¿A quién pediría tremendos consejos? Además de ser sexuales, claro.

— ¡Yeonjun! ¡¿Qué ha pasado?!
preguntó Beomgyu, alarmado. Su mejor amigo sacudiéndolo por los hombros. Él estaba perdido en sus pensamientos.

— No pasa nada— murmuró con los ojos en cualquier punto en el piso.

—¿Cómo que nada? ¡Joder, estás llorando!— Beomgyu exclamó pero Yeonjun empujó a su amigo apartándolo de su camino, quería ir a casa, no se sentía para nada bien.

Necesitaba dormir y olvidar las frías y desagradables palabras de Taehyun.

Al bajarse del taxi divisó el gran portón de su casa, sabiendo que el Sr. Kim lo vio por las cámaras, esperó hasta que estás se abrieran. Un pitido sonó y los grandes portones se abrieron para recibirlo. Caminó desanimado hasta la entrada, sus zapatos arrastraban consigo las piedrecillas que conformaban el largo camino.

Abriendo las puertas doble de su casa, vio a un hombre parado en el lobby, el volteo para mirarlo. Como siempre con su infaltable traje negro a rayas horizontales gris, él le sonreía como cada vez que se veían, pero Yeonjun no le correspondió esta vez.

—Hola Yeonjun ¿Qué sucede? —preguntó él con voz suave.

¿Es que acaso todos necesitaban saber sobre su humillación? No había una puta necesidad de hacerlo.

— Nada Soobin. Sólo estoy cansado —comentó estirando su cuello de una lado a otro, masajeando la zona. —¿Estás esperando a mi papá? —Echó un rápido vistazo a su reloj, pasaba de medianoche.

—No. ya me iba— Soobin le dijo. Él le sonrió mientras se rascaba la nuca. Choi Soobin, el gran empresario de Seúl, el más rico y apuesto joven de treinta años, mejor amigo de su padre y más cotizado por todas las jóvenes que tengan oportunidad de siquiera respirar el mismo aire.

El amigo de Papi【Soojun】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora