three.

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Así que ese es Kenma... se ve más como el amor de mi vida... Cerré mis ojos con fuerza y negué con la cabeza para despejarme.

El entrenamiento era normal. No veía porque no nos podríamos adaptar a el. En el partido que tuvieron entre ellos pude darme cuenta que este chico Kenma era armador y no podía evitar mirarlo con admiración. Era la misma manera que veía a Oikawa, y no, no me malinterpreten, no fue nada más que mi senpai y un muy bueno amigo. El me enseñó todo lo que se, cuando paso a preparatoria solía practicar con Kageyama.

La práctica finalizó con el entrenador indicando que ordenaran, estiraran y la típica rutina luego del entrenamiento.

—¿Y bien? —pregunto Kuroo tomando de su botella de agua— ¿Los plebeyos somos dignos para entrenar con la princesa?

Para ser sincera, nunca entendí porque a mi me llamaban la princesa de la cancha, habían un montón de rumores y odiaba cada uno de ellos. Odiaba que la gente hablara de mi y que me conocieran por ese estupido nombre.

Separé levemente mis labios para protestar, pero alguien hablo antes.

—Kuro, no molestes.

Esa voz... ¿la había escuchado antes? No, no lo creo. Pero joder, era grave pero, su tono era suave y relajado, era voz de adolescente hormonado que te daban como cinco orgasmos en un minuto de solo oírlo.

Por cierto... gracias por interrumpirme chico con bonito cabello. De todas formas no me iba a poner a discutir con mi senpai. Lo admitiría, sus bloqueos eran increíblemente buenos, al igual que sus remates. Tal vez podría enseñarme a bloquear si me llevaba bien con él. Y las recepciones del libero, tenía habilidad natural para salvar los balones. Y el ya antes nombrado armador ¡les leyó todas las jugadas! Es obvio que quiero competir con eso.

Suspire en rendición, mis ojos querían brillar antes que mis palabras.

—Como sea... tienes una alta capacidad en lectura de bloqueo —me miro con una sonrisa torcida—, eso es increíble, creo que en un partido definitivamente me leerian todas la jugadas. Es frustrante...

—Eso es lógico. Te bloqueas a ti misma cada vez que te leen una jugada. —vaaale, este tipo sabe demasiado. Arrugue el entrecejo en un gesto de extrañeza.

—¿Como...? —empecé, pero no pude continuar.

—Vi su último partido de secundaria. Casi van a las nacionales. —nuevamente puso esa sonrisa de lado en su rostro y miro a Midori pasándole el brazo por sobre los hombros. Midori lógicamente se puso nerviosa —Son bastante buenas para ser un par de enanas.

Sus ojos de gato no se apartaban de la pobre pelirroja que estaba casi temblando de los nervios. Lo peor de todo es que me dolía el cuello si lo quería mirar hacía arriba, y eso le daba aún más razón.

—¿Disculpa?

—Disculpa aceptada. —puse cara de poker para proceder a ignorarlo. Como me gustaría atravesarlo con una flecha.

El cabeza de peineta se fue a ayudar a ordenar y que se yo. Escuchaba el ruidito de una nintendo, lo busque con la mirada para encontrarme al bonito flan con patas.

Gamer... indiferente... bonito cabello... setter ejemplar... definitivamente me estaba seduciendo inconscientemente.

Sí, ¿recuerdas lo que paso la última vez cuando pensabas así de tu ex-novio?

Golpe bajo conciencia.

Me giré a ver a Midori para distraerme. Y estaba casi tan roja como su cabello. Se acercó a mi y en un susurro me dijo:

play date ; kozume kenmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora