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— 10 años 


— ¿Esto será todo entonces? ¿Ya no hay nada que pueda hacer para evitar que mueras?

Su fino y blanco rostro se contrajo en una expresión melancólica. Ronald estaba postrado en la cama, su cuerpo se encontraba débil, y con un desgaste que ni el mejor médico mágico podría solucionar. Ella ya había intentado de todo para alargar el tiempo de su partida.

Ronald era consciente que Alice había hecho de todo, y lo agradecía. Pero también era consciente que no había nada que hacer, porque todo era culpa suya y conocía que por ese error cometido en su propio entrenamiento hace muchos años poco a poco provocó que sus todos sus músculos y articulaciones se fueran desgastando.

Se iría tranquilo sabiendo que había evitado que Alice cometiera ese mismo error.

— Este cuerpo viejo llegó a su límite, aunque se intentase algo más, este saco de huesos no aguantaría siquiera el levantar mi espalda del colchón. Al menos tu entrenamiento terminó exitosamente. Estoy orgulloso de ti. Bien hecho.— el anciano postrado en la cama le sonrió de manera débil.

— Gracias.— la chica le dedicó una sonrisa amable y sutil, agradeciendo las felicitaciones que su maestro le daba en esos últimos momentos de vida.

Ronald suspiró tratando de controlar su respiración.

— Ve a Magnolia, ahí encontrarás un gremio de magos, entregarle esto al maestro.— con la mano tiritando le entregó un sobre que a muy duras penas había sacado de debajo de la almohada.— Dile que la bifurcación del río donde los pájaros anidaban se secó. Él comprenderá a lo que me refiero.

— Lo haré.

— Cuídate mucho, pequeña Alice, ten la felicidad que te fue robada en el pasado.

— Sí. Espero que pueda encontrarse con su esposa.— le sonrió con sutileza, luchando con el nudo en su garganta y rogando porque las lágrimas no salieran de sus lagrimales.

— Yo también lo espero.— sus ojos aguamarina se cerraron poco a poco hasta quedar cerrados por completo.

Un leve suspiro salió de los labios del anciano, y su cuerpo poco a poco fue perdiendo color y calor.

Todo quedó en silencio, las lágrimas bajaban por el rostro de Alice, y los leves sollozos emergían de su garganta.

— Descanse en paz, Ronald Birdwhistle.

Se quedó ahí unos minutos más y se dedicó a levantar el cuerpo sin vida del señor. En el patio trasero, justo frente al mar, se encontraba un agujero profundo cavado en la arena, junto a el un ataúd de madera llena de almohadas que el mismo Ronald había creado para sí mismo.

Puso el cuerpo dentro de la caja mullida y guardó una fotografía de una mujer de cabello negro canoso en la caja antes de cerrarla, era su esposa, Louis.

Luego de enterrar la caja, colocar una cruz y orarle durante unas horas, su partida llegó. Tomó el equipaje que había hecho y el dinero que su maestro le había entregado hace unos días.

Con el equipaje a cuestas y el corazón hecho puño, salió de aquel lugar al que por varios años llamó hogar.

Se limpió las lágrimas que aún bajaban por sus mejillas y, dando una última mirada a la casa, se marchó sin intenciones de regresar.


(. . .)


God Sleyer ━━━━ Fairy TailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora