Un pino en el bosque

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Hoy definitivamente no era su día.

Primero se encontró con el murciélago, después, su tío lo vistió de hombre (adolescente) lobo y al final Mabel llegó con sus amigas corriendo lo del cuarto porque “no se admiten chicos”.

Ahora son las 11 de la noche, las luces de la Cabaña estaban apagadas y todos estaban durmiendo; ese “todos” hasta hace un momento lo incluía a él.

Pero mientras estaba durmiendo acurrucado en el pórtico sintió algo olfatear su cabeza, y teniendo el sueño ligero más de lo acostumbrado por dormir en la intemperie, se despertó de sobresalto para encontrarse con un coyote.

Por supuesto lo primero que hizo fue alejarse de golpe y cuando el animal le mostró los colmillos hizo lo más lógico que podía hacer en esa situación, golpearlo con el objeto más cercano en la cabeza, en este caso fue su almohada.

Lo que lo llevo a la situación actual en un extraño “juego” de tira y afloja la almohada (o lo que quedaba de ella) con el coyote.

El cual al parecer se había aburrido porque la soltó haciendo a Dipper tropezar por el impulso y caer hacia atrás; el coyote al observarlo en el piso gruño preparándose para saltar a su garganta, por suerte o desgracia el haber huido de criaturas sobrenaturales durante la mitad del tiempo que llevaba en ese pueblo le permitió al pequeño Pines reaccionar más rápido logrando levantarse prácticamente de inmediato para después correr al bosque.

Forzando a sus piernas para huir lo más rápido posible y utilizando los árboles para esquivar al coyote busco con la vista un árbol que pudiera trepar.

No quiero morir así.

Sentía la sangre correr a toda velocidad por sus venas y su corazón acompañándolo en la carrera, sus latidos tronaban como tambores en sus oídos.

Hasta que por fin encontró lo que buscaba, un árbol con ramas lo suficientemente bajas para trepar rápidamente y lo bastante alto para que el animal no lo atrapará.

Aliviado, parecía que su cuerpo también entendió el significado de su hallazgo porque su cuerpo comenzó a sentirse más liviano y sus pasos aceleraron.

Logro subir justo a tiempo para evitar un mordisco por parte del coyote, pero temiendo que este lo alcanzará decidió subir más alto.

Con cuidado, una por una, trepó en las ramas del gran árbol hasta que se sintió seguro en una parte bastante alejada del suelo.

Recargado en el grueso tronco por fin pudo suspirar de alivio, para momentos después asomarse con cuidado hacia el suelo.

Observo como el animal rascaba el tronco del árbol para poco después voltear hacia arriba y observarlo con sus ojos color miel, gruño una vez más antes de por fin retirarse.

Dipper volvió a suspirar para esta vez relajarse, ahora se sentía tenso, cansado y sucio; acababa de correr por todo el bosque y ahora estaba empapado de sudor.

-Hey chico, ¿que haces aquí arriba?-

Sobresaltado por la voz extraña estuvo apunto de caer de dónde se encontraba, una vez que logro estabilizarse busco el origen de la voz a su alrededor pero no la encontró.

Genial, ahora escucho voces.

Cansado se restregó los ojos para observar su alrededor una vez más.

-No estás alucinando chico, estoy aquí, no, no ahí, aquí, si si, un poco más a la izquierda-

Siguiendo las instrucciones de la extraña voz, lo busco con la mirada, si puede que no sea lo más inteligente que ha hecho en su vida pero su día no podía empeorar aún mas, ya había sido perseguido, explotado y corrido, realmente dudaba que buscar el origen de una voz desconocida pudiera tirarlo a una situación peor.

Se terminó el juego SixerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora