TODO HA CAMBIADO

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Hola, soy Miren, una chica de 17 años. La verdad es que no se como empezar bien bien esto, no se como explicar el cambio de 360 grados que ha dado  mi vida des de que he perdido a mi mejor amigo, Oscar. 

Todo cambió el día 28 de agosto. Oscar y su familia volvían de vacaciones, yo iba hablando con Oscar de lo bien que se lo había pasado y de las ganas que teníamos de vernos para poder explicarnos todas las historias que nos habían pasado. De repente la llamada se congelo, me asusté porque escuché un fuerte frenazo y un golpe en el cristal, así que colgué.

Pasadas unas horas, alguien llamó a casa, muy dispuesta decidí coger el teléfono. Al otro lado alguien dijo: -Hola, buenas tardes. ¿Amigos cercanos de la familia González?-. me empecé a asustar y con un tiro de voz, respondí: -Sí....nosotros somos muy buenos amigos de la familia-. 

-Comunicarles que... han tenido un accidente de coche, la madre y la hija están graves en urgencias....y el padre y el hijo han fallecido en el accidente, lamento decirlo de esta manera pero ha sido Marisa, la madre, la que nos ha dicho que os avisáramos-. 

En ese momento se me paró el corazón, no supe que responder ni como reaccionar, simplemente colgué y me eche a llorar.  Al escuchar mis llantos mis padres y mi hermano se acercaron para ver que era lo que me pasaba. Les expliqué lo sucedido y también se lamentaron.

El funeral era el tres de septiembre, fue Marisa la que nos lo dijo. Hasta ese día todo era raro, no había conversaciones entretenidas, no había ni una sola risa entre nosotros, estábamos sensibles, pero al fin y al cabo, era lo que tocaba...

Llegó el día, tres de septiembre, nada más y nada menos que el día menos inesperado. Nos vestimos de negro, nos pareció la mejor opción, cogimos el coche y nos fuimos a la iglesia. Allí estaban todos los amigos, familiares, conocidos de la familia. La familia González era muy conocida y esa era la respuesta de que hubiera tanta gente allí. 

Yo nunca había estado en un funeral, por suerte. Fue una sensación extraña, confusa, me estaba despidiendo de él, de mi mejor amigo y de su padre, una muy buena persona. Al acabar fuimos a hablar con Marisa  y con la pequeña de la familia, hablamos durante mucho rato y de diferentes cosas, pero sobre todo, le recalcamos una y mil veces que si necesitaban algo que no dudaran en decírnoslo.

Una vida sin élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora