Knoc, knoc

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¿Tienes un momento de tu tiempo?
Quisiera susurrarte al oído que tienes a la muerte cerca,
he venido desde lejos.

Según este papel es tu último día,
así que haz lo que quieras, no hago las reglas.
No me queda mucho, pero mañana al mediodía,
cuando el sol esté en la más alta de las montañas, tu mente y tu alma se harán trizas.

Tendré que volver,
lamento mucho tener hacerlo,
no volverás a ver otra vez
así que toma hasta olvidar lo que estás haciendo,
y podrás hundirte bajo mis pies.

Tenías una vida por delante,
pero yo no hago el papeleo, solo busco facturas
soy el que sustituye a la muerte,
en sus días sin lunas.

Tomó un vaso de licor de la mesa y lo bebió sin mirar al susodicho.

-¿Quién dijiste que eras, lunático?
-Mi trabajo está hecho ya.
-No te pregunté eso, ahora me vas a responder.-apretó sus puños y tiró un gancho al aire-.

No había nadie en la sala,
solo detrás de la ventana,
alguien que lo buscaba.
Era el verdugo que le quitaría su alma.
De carne y hueso al igual que él
Pero sin lo que estaba a punto de quitarle,
una canción sin melodía,
resonante y sin acordes
que se vio ensimismada por el pulso que tenía su corazón aún palpitante.

EterumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora