3. Auto bus

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Otro día mas en el que Jorge tenía que fingir felicidad. Charlotte lo fue a despertar, algo adormilada, a las siete de la mañana. Era una mañana sombría, a diferencia de la de ayer, que fue cálida y soleada. 

– ¿Qué sucede? – Pregunto el rizado, algo atareado.

– ¿Quieres salir? – Pregunto la castaña; por su expresión, se podía deducir que no estaba del todo bien, pero el rizado estaba muy dormido para notarlo.

– ¿Qué? – El rizado miro su alarma –. Charlotte, son las siete de la mañana. No  – Respondió el rizado como ultima, y se volvió a acostar.

La castaña se tiro al piso y comenzó a llorar. El rizado se levanto de un brinco y se tiro al piso junto a ella. Este solo la vio hasta que se haya calmado, y después la levanto.

La vio unos momentos: la castaña parecía drogada.

– ¿Charlotte? – Le hablo este –. ¿Estas bien? – La castaña no respondió, en su lugar, se levanto del piso y sin decir palabra alguna, salió de la habitación.

El rizado no se inmuto, si no que solo se levanto y se volvió a dormir. No sabía porque, pero este tipo de comportamientos, rabietas y caprichos, no le provocaban ninguna emoción; podía ser tal ves porque cuando era pequeño, su hermana hacía este tipo de rabietas cuando no le cumplían algún capricho, y el rizado ya estaba acostumbrado a esto. Cuando su hermana tenía algún «ataque», como solían llamarle sus padres a sus rabietas, el rizado se llevaba la culpa por una u otra razón, así que tuvo que aprender a ignorar esto.

Era sábado, por lo que hoy no tendría trabajo. Aún así, se tenía que levantar temprano, ya que había prometido al director que lo acompañaría a una excursión con los niños menores de doce. El director era el único que iría, además de Jorge, ya que los demas maestros estarían ocupados cuidando a los mayores de trece.

– ¿Estan todos ya? – Pregunto el director, asegurándose de que todos los niños estuvieran en el bus –. Recuerden, manos y cabezas adentro del... ¡Luna, cabeza adentro! – La niña obedeció, al igual que los demas.

Cuando el bus arranco, el rizado se sentó con toda agilidad junto al director, intentando no ser notado, ya que si era así, el director querría entablar una conversación con este, y era lo que menos quería.

Pero cuando se sentó, el director lo vio y, con una sonrisa, se hizo a un lado para que Jorge tuviera mas espacio. Esta agradeció a regañadientes y se acomodo, volteando instintivamente para otro lado.

– Y dime, Jorge, ¿tienes pareja actualmente? – Pregunto Daniel, el director, con una sonrisa amable.

– No – Respondió Jorge, fríamente.

– ¿Planeas tener? 

– Las parejas son una perdida de tiempo, ¿para que se les requiere? ¿amor? con el propio basta, ¿sexo? puedes contratar prostitutas ó comprar un juguete sexual, ¿cariño? Dios, que inútil es ese intento de sentirte amado. Nada es para siempre, y tarde ó temprano la relación tendrá una dificultad; así que, respondiendo a su pregunta, no, no planeo tener una.

El director asintió, resignándose a que el rizado no aceptaría tener una conversación con el.

– ¡Ya casi llegamos! – Animo el director, apuntando hacía afuera del bus.

– ¿Es una broma, cierto?
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