Extra ft. El gringo.

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Cuando la sala de reuniones ya se encontraba sola, el estadounidense avanzó a la salida hasta que algo en el suelo de un color brillante le llamó la atención, al acercarse y tomarlo se dio cuenta de lo que era no pudo evitar una sonrisa, un pequeño control de color morado, nada muy fuera de lo común pero el simple hecho de encontrarlo le entusiasmaba, por supuesto que disfrutaba de esa clase de juegos y tenía la necesidad de saber a quién le pertenecía aquello así que no esperó más.

Con pasos tranquilos y con todo el cinismo lo subió hasta el último nivel, mirando a su alredor y notando de que no había más nadie salió a los pasillos del lugar mientras ocultaba el control en su bolsillo, presionaba por minutos y lo soltaba a ratos, analizaba disimuladamente a los demás countries que se encontraba por el camino buscando al propietario, observó a sus hermanos; a los latinos; los europeos; los asiáticos; los africanos y los de Oceanía. Miraba los grupos que algunos conformaban para distraerse y conversar un rato pero nada de qué sospechar, cuando creía encontrarlo soltaba un momento para volver de nuevo con fuerza y ver la reacción de este pero nada que le llamara la atención, al principio creyó que había dado con algo pero era solo un dúo de asiáticos molestando a otro, el cual estaba rojo por la rabia o tal vez vergüenza, nada que le sirviera, aburrido se fue al baño a refrescarse un poco.

Ya adentro se lavó las manos y la cara con el agua que bajaba de la pila para luego secarse, tomó el control en sus manos y lo observó por un momento, la idea de que el aparato estaba descargado cruzó por su mente dándole una razón para que estuviera en el suelo pero la descartó de inmediato, ¿por qué estaría en el suelo? Aún si estuviera descargado o dañado no había razón para dejarlo ahí, tal vez el que tenía la otra parte ya se lo había quitado y se quedó con esa posibilidad, no vio a nadie buscarlo o tal vez no lo notó, eran muchos, tampoco podría decir que los había visto a todos sería mentira, casi siempre faltaba uno o se retiraban al rato, después de pensar un poco en el hecho de no haber visto a nadie buscándolo se molestó en cierta forma ¿quién sería tan imbécil para dejar así nada más el control de su compañero en el suelo? No podía ser o tal vez sí, las personas podían hacer cosas muy locas o malas y era más que esperarse que alguno de allí lo hiciera, cuando encontrara al responsable se tomaría un momento para tener una charla sería con él, y más aún si no le daba una muy buena explicación sobre porque "eso" estaba en el piso.

Luego de eso se encuentra con Venezuela y ya sabemos lo que procede.

Juegos de pareja; CubaVeneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora