¡Hey, hey, hey! ¿Cómo están? Yo estoy emocionado por finalmente traer mi historia de Tokyo Revengers. Juro que me devoré el manga en días tras verme todos los capítulos disponibles del anime en una tarde. Tokyo Revengers es mi nuevo vicio y estoy feliz de venir a compartir este fic que estaba emocionado por subir ¡Perdón, Draken! Sé que estu cumpleaños pero ya tenía este fic hecho desde antes jaja
ADVERTENCIA: CONTENIDO DE SPOILERS DEL CAPÍTULO 204 DEL MANGA.
Todos los créditos a Ken Wakui por la obra y los personajes, yo solo los usé para hacer este fic.Recuerden, si les gustó la historia pueden dar fav, follow, comentar y compartir. Espero les guste tanto leerla como a mí me gustó escribirla ¡Gracias por leer!
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Era un abrir y cerrar de ojos constante por no saber en qué año se encontraba, en qué lugar o con quién, solo esperaba que al afrontar su realidad, no iniciara a llorar sin parar por saberse perdido otra vez en un doloroso futuro donde él estaría sufriendo.
Todo inició cuando iba terminando, con tal ironía como la que en ese momento vivía, sin querer abrir sus ojos y fijarlos en algún punto por el miedo que le llenaba el saber que había fracasado otra vez, otro intento fallido seguido por una jaqueca debido a las memorias que se acumulaban en su cerebro tras cada viaje en el tiempo que realizaba, no sabía si era lo suficientemente fuerte para soportar otro mal final, otra muerte u otro estallido de camioneta.
Al principio, tenía la única y clara meta de salvar a Hinata, su novia de secundaria, de las garras de la muerte; sin embargo, en el camino no salvó solo a Hina (como le solía llamar), también salvó a varios tantos y, entre ellos, se incluía a su patético ser que corría y huía, dejando todo atrás sin voltear para evitar el dolor de la auto-recriminación por elegir tal penoso camino.
Gracias a sus viajes en el tiempo Draken seguía con vida, Chifuyu, Mitsuya, Hakkai, Taiju también no obstante, gracias a él es que varios otros se encontraban fallecidos, como Izana, Baji o, incluso, el mismo Kisaki. Le gustaría ser como Naoto y saberse satisfecho por aquellas necesarias muertes para proteger el brillante futuro que le aguardaba de la mano de Hinata al caminar de vuelta del altar donde minutos atrás habían dicho "acepto" a esos votos matrimoniales que durante doce años esperaron por ser dichos, sin embargo, él no era Naoto, Draken, Chifuyu o Mikey... Él era él, tal como Hina le dijo aquella vez en el templo bajo la tempestuosa lluvia que le nubló los sentidos.
Él era Hanagaki Takemichi, solamente eso.
Muchos le dirían que era un "héroe" pero, tras tantos fracasos, tantas pérdidas y el sufrir constante, realmente no sabría si ese término sería el indicado para describirle. Menos después de la radical y estúpida decisión que tomó solo por salvar a alguien "insalvable", alguien que todos pensaban estaba bien sin ser salvado, que él mismo no quería aquello, incluso llegó al grado de auto convencerse con aquella dolorosa idea para salvaguardar ese precioso y feliz futuro donde Draken e Inui tenían una exitosa tienda de motocicletas, Mitsuya estaba en vías de ser un diseñador, los hermanos Shiba en la industria del modelaje, los gemelos Kawata eran dueños de su tienda de ramen, Chifuyu y Kazutora atendían una próspera tienda de mascotas con Baji y sus gatos como su inspiración, Naoto era un policía de bien y...Takemichi estaba a días de casarse con el que creyó que era el amor de su vida.
Sano Manjirou se usó de sacrificio para aquel futuro donde Takemichi pudiera sonreír junto a sus preciados amigos, un futuro donde su oscuridad no pudiera amenazar la felicidad ajena, donde su veneno no pudiera infectar a los que amaba.
Takemichi simplemente apretó sus ojos en un vano intento por no llorar, apretando su puño por el escozor que le carcomía el pecho al recordar esos finales que le impactaron más que las mil muertes de Hina; jadeando en busca de aire para tratar de borrar la dolorosa sensación de la piel tibia de Mikey enfriándose en sus brazos tras la bala que recibió de parte de Naoto, chasqueando su lengua para olvidar aquella horrible sensación que era el sentir a Mikey resbalándose entre su débil mano mientras perdía la consciencia tras los balazos que recibió y que, ahora que lo pensaba, estaría gustoso de recibir las veces que fueran necesarias si con ello aseguraba la hermosa sonrisa que Mikey tenía.
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Ciento ocho campanadas
FanfictionSaltar en el tiempo es complicado, especialmente cuando tienes en mente la sola idea de salvar a alguien que se decía "no quería ser salvado", convenciéndose de tal mentira al grado de sacrificarse por esa dulce fantasía donde todo el mundo giraba e...