-A veces nos recuerdo. La calidez con la que tus labios rozaban mis mejillas, el sutil vaivén de la hamaca donde solías hacerme cosquillas... Entonces se me olvidan los golpes.- el aire parecía pesar en los pulmones de Zita, cada palabra le resultaba una odisea- Se me olvida como una y otra vez llegabas a casa borracho con la mirada perdida y fuego en el alma, como me tocabas sin que yo te diera mi consentimiento. Y a la mañana siguiente, a veces parecías un hombre nuevo, y otras el mismo monstruo que has sido siempre. Pero lo que más miedo me daba no eran tus cambios de humor, era saber que hicieras lo que hicieras, yo siempre estaría ahí. Porque te quería. Tanto que a veces llegaba a asfixiarme. Que me sentía más viva atada a ti que cuando era libre. De esa dpendencia que plantaste en mi, cuyas raíces ahorcaban mi corazón casi sin sentirlo, poco a poco floreció un torrente de oscuridad y dolor.
-Me querías, llegaste a quererme...-Dimitrov parecía no comprender, su padre solía decirle, no muy frecuentemente, lo orgulloso que estaba, pero nunca le demostró ni un atisbo de amor. En la árida vida de la que había sido víctima, nunca nadie le había dicho que lo quería, hasta tal punto que era prácticamente incapaz de describir lo que ese sentimiento suponía.
-El caprichoso viento ato nuestros destinos, nunca fue amor.- la voz no le tembló al afirmarlo.
La daga con la que había herido al capo todavía seguía incrustada en su abdomen. Con las manos, hacía presión sobre la herida viendo como la esencia de la vida salía lentamente de su cuerpo. Ambos sabían, sin embargo, que si lograba parar la hemorragia a tiempo, no moriría
-¿Vas a irte?
-No, vas a dejarme ir.
-Nunca.
-Necesito sanar, respirar sin saber que mi hija va a vivir el mismo infierno que me has hecho vivir a mi.Necesito saber que nunca la herira un hombre como tu.
-Te perseguiré...-el susurro en el que se había convertido su voz a causa del dolor resonó el en sórdido silencio de la sala- y cuando te encuentre, no dudaré en apretar el gatillo. Kurvë.
No importaba como de profunda fuera la herida que tenía en el corazón, aquella despedida le dolió, y eso a su vez, congeló las grietas de su rota alma, dotándola de un honor casi suicida.
-Lo se.
Mientras Josh y Thai miraban fascinados el espectáculo que aquellos insectos suponían An y yo decidimos seguir explorando.
Entre la basta vegetación y el agudo pitido que aún perduraba en mis oídos me sentía un tanto desorientada.
El agudo y constante batir de alas levantaba una cierta brisa, que, junto al sutil moviemiento de hojas formaban una reconfortante sinfonía. Angela camina en silencio, a veces mirando a su alrededor y otras con la mirada perdida en sus pensamientos.
-Yo una vez fui mariposa.- Angela desvía la mirada a su brazo, lleno de viejas heridas, y dice con un tono entre nostálgico e irónico.- Me vi atrapada en las garras de un capullo.
Los timidos rayos de sol que lograban filtrarse entre las plantas rozaban su rostro, una lagrima recorría su mejilla izquierda.
-¿El te hizo esto?- acaricie suavemente sus cicatrices.
-No.-el resquicio de lo que una vez fue un fuerte acento italiano surco sus dientes.
-¿Entonces quien?
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Hombres de hielo y mujeres de fuego
Teen Fiction"Siempre se ha dicho que la historia la escribe el ganador, por eso, querido lector, yo te narro esto. Porque si algo puedo asegurar, es que yo, Jofranka Veduny nunca, jamás, pierdo." Novela corta // Link al tablero de la historia: https://pin.it/4...