ˢᵒᵐᵒˢ ˡⁱᵇʳᵉˢ

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El pelinegro ya hacía en el suelo, con la respiración cada vez más lenta, los ojos llenos de lágrimas y sus manos llenas de su propia sangre

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El pelinegro ya hacía en el suelo, con la respiración cada vez más lenta, los ojos llenos de lágrimas y sus manos llenas de su propia sangre. Yuchen miró a Yibo del otro lado con la pistola en mano y tapándose el rostro, después miró a su mejor amigo.

—Z-Zhan— se acercó y le tomó la mano— estarás bien, resiste, te sacaré de aquí— Yuchen apenas podía hablar- por favor resiste...

—A-Chen...—el pelinegro apretó su mano, una lágrima salió por su ojo izquierdo y negó.

Yibo salió del shock de hace unos minutos, él había asesinado a alguien. Caminó hacia su ex novio y observó a Zhan, el peliazul se hincó a su lado y le acarició la mejilla, otra lágrima se derramó.

—Vete— fue lo único que pudo decir Zhan, miró a Yuchen y este negaba— ya...— miró la puerta, estaba abierta.

—Yuchen, tenemos que irnos, ellos vendrán...— Yibo se levantó y lo tomó del brazo, claramente se resistió.

—¡No! ¡No voy a dejarlo aquí, él se pondrá bien!— tomó fuerte a Zhan de la mano y miró a Yibo— por favor... no puedo dejarlo, no aquí.

—Yuchen...— Yibo miró por la puerta, no había nadie, era ahora o nunca

El peliazul tomó a Zhan con sus brazos, lo tomó con cuidado y lo levantó, el pelinegro se quejó. Yibo señaló con la mirada a Yuchen para que tomara el arma de Ji Li, así lo hizo.

—El carro de Zhan está afuera— mencionó Yuchen, el pelinegro miró hacia su chaqueta aún puesta.

Yuchen sacó las llaves, miró a Yibo una vez más y sabían que era ahora o nunca. Sin pensarlo un segundo más, ambos chicos salieron corriendo de la casa, Yibo tenía cuidado con Zhan. 

—Resiste, falta muy poco Xiao, aguanta.

Parecía que la atravesada de la casa y el jardín era una eternidad, divisaron el carro negro de Zhan, solo estaba a unos pocos metros. Yuchen aún corriendo miró las llaves y gracias a esto y el miedo, tropezó.

—¡SIGUE!— le gritó a Yibo y en lo que se levantaba apretó el botón para abrir el carro.

Yibo abrió la puerta de atrás, puso a Zhan lo mejor posible y cerró la puerta, dio la vuelta para dirigirse a el lado del conductor. Yuchen le aventó las llaves por encima del carro y las agarró. Ambos abrieron su puerta, pero antes de que entraran, una bala resonó en todo el lugar, los dos se congelaron y miraron hacia la casa.

—No se iban a ir sin conocerme ¿cierto?— esa voz, era Kira.

La chica se quitó la máscara, esperaban que fuera alguien conocida, pero no fue así, no tenían idea de quién era esa chica.

—Hicieron trampa, solo debía salir uno de ustedes.

—Lamento decir que no será así— espondió Yibo.

𝐑𝐮𝐬𝐬𝐢𝐚𝐧 𝐑𝐨𝐮𝐥𝐞𝐭𝐭𝐞|| 𝚈𝚒𝚉𝚑𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora