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— No me hables de eso más Angela - pido.

— ¡Venga ya! ¡Es una historia preciosa!

— Uy, sí, preciosísima, el simple hecho de los asesinatos en masa es algo que le añade a las historias un toque precioso - replico.

— ¡No me refiero a eso boba! Me refiero al amor que dos personas desarrollan en curcunstancias completamente adversas, a base de sobrevivir sólos a algo tan traumático - responde.

— Ya, claro, ahora intenta maquillarlo.

— Idiota - dice, golpeándome ligeramente el brazo.

Sonrío.

— Es que tal y como lo dijiste me lo pusiste a tiro - respondo.

— ¡Serás mala! - dice, riéndose - Y yo que me creí que en verdad pensabas que a eso me refería.

Me río nos encontramos de golpe frente a Adam, el chico que me gusta y me quedo de piedra mientras Angela me habla, aunque no logro escuchar de qué.

— Ah, hola chicas - nos saluda él.

Me quedo mirando embobada sus ojos azules hasta que noto un pequeño codazo de Angela que me hace volver a la realidad y bajo la mirada.

— H-Hola Adam - respondo.

— ¿Estás bien? - pregunta.

— S-si - respondo.

— Está nerviosa por los exámenes nada más - me ayuda Angela.

— Pero si es la chica más inteligente que conozco - responde él.

— Er... Sí, pero eso no impide que se ponga nerviosa por los exámenes - dice Angela, empujándome ligeramente hacia adelante con ella.

— Entiendo entonces - responde él, sonriendo - Intenta no distraerte con los nervios, que puedes con ello.

Sonrío y asiento como puedo mientras Angela me aparta de ahí con empujones ligeros.

Una vez estamos lo suficientemente lejos, ella se detiene y se coloca delante de mí.

— Lo tuyo no tiene arreglo - dice, con los brazos en jarras - para la próxima ponte un papel que diga que estás enamorada de él ciegamente o algo.

La miro y me río sarcásticamente.

— Lo siento, pero es que de no haber sido por mí te hubieras quedado ahí parada como una rarita - responde ella, sonriendo.

— Pues gracias, supongo.

— No, de supongo nada, me merezco ese agradecimiento, y ahora a clase sin retrasarse más, que tenemos examen - dice.

Asiento y la acompaño hasta la clase, donde todos nos miran, riéndose algunos en alto y otros en voz baja, intentando no ser tan evidentes.

Miro a Angela, pero está tan confunfida como yo.

Lucy, nuestra amiga y compalera, sentada en la fila delantera a mi lado nos enseña el móvil nada más nos sentamos.

Nos enseña una imagen de Angela con un hacha en la cabeza y colocada sobre un círculo de invocación en el que se describe un pentagrama.

Angela se queda muda y sus ojos se oscurecen al instante mientras todos se ríen, ahora sí, a carcajadas, mientras Lucy miramos la imagen con tristeza. ¿Qué clase de persona haría esto?

Ésto es cruel, demasiado cruel, la hermana de Angela sufrió el ataque de un asesino en serie y éste fue el modo en el que encontraron el cadáver de su hermana mientras la sangre, aún caliente, fluía a través de las betas de la madera.

CircusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora