Capítulo 1

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Capítulo 1
         
Tan sólo una palabra

Eran las siete de la mañana de un martes frío y lluvioso de febrero, me había levantado de un salto por el susto que me ha dado el ruido del dichoso despertador. Cogí mi pantalón vaquero, mi camisa de color azul marino y mis zapatos nuevos, y me dirigí al cuarto de baño. Me mojé la cara con agua fría para despejarme, y comencé a vestirme sin prisa. Me acerqué a la sala de estar dónde se encontraba mi padrastro, y me di cuenta de que mi libro de matemáticas estaba sobre la mesa, cuando debería estar dentro de mi mochila. Pero lo cogí sin darle importancia alguna. Mi madre se levanta, se prepara como todas las mañanas y me lleva al instituto.
He de decir que soy una persona tranquila, paciente, sincera... A veces algo insoportable, pero nada que no se pueda controlar... Ah, y me encanta mirar por la ventana y pensar durante el trayecto de casa a clase.

Suena el timbre a las ocho y media de la mañana que anunciaba el comienzo de las clases. A primera hora tocaba física y química, una de mis asignaturas preferidas. Saqué mi libro y lo abrí por una página cualquiera, la 178. Tenía la punta doblada. Me pareció un poco extraño, pero pensé que quizá se doblara dentro de la mochila, debido a que soporta un gran peso. Supuse que era algo normal y que son cosas que pasan.

En el recreo, mi compañera Marta y yo decidimos quedarnos en clase solas, repasando algunas fórmulas de física que necesitaremos para un examen. Las dos nos llevamos muy bien, nos conocemos desde hace cuatro años y bueno, somos buenas amigas.
Marta es una chica muy simpática. De mi estatura, con los ojos marrones, pelo castaño y rizado, más bien delgada y siempre tiene una sonrisa en la cara.
Todo se queda en silencio, ya que estabámos tomando el almuerzo, hasta que un portazo se escuchó fuera. Salimos las dos a la carrera para ver qué había ocurrido pero no había nada ni nadie. Nos asomamos al baño que daba justo al lado de la clase. Al entrar, vi escrito el número 178 en una de las puertas, justo la que parecía haber recibido el portazo, por todos los golpes que tenía. Me paré a pensar un segundo. Ese número no estaba escrito la última vez que entré. Me resultó extraño el tipo de tinta con la que estaba escrito, era de un azul tirando a morado y la caligrafía me era muy familiar.

— Zahira, ¿ocurre algo? — Dirijo mi mirada hacia Marta quién me observa con un grado de curiosidad.
— No nada, todo bien. — En realidad, mi mente se debatía en decirle que ese tipo de letra me sonaba, pero también es cierto que hay muchas que se parecen. Así que opté por no contar nada. Pensando que podría ser una absurdez. Aunque a mí me surgía esa pequeña curiosidad por saber su significado y el dueño de aquella preciosa caligrafía.

En clase de mates, Emilio, mi profesor, me sacó a la pizarra para corregir un ejercicio que mandó para casa, el resultado fue: x² + 7x - 8. Es decir, que si quitamos las letras: 1,7 y 8. Ya empecé a asustarme que decidí contar hasta diez y relajarme. Pensé que podía ser una simple casualidad hasta que volví a mi sitio, y decidí irme a la página 178, por si encontraba algo, y efectivamente, había una nota en la que sólo ponía una palabra: "¡Ayúdame!". No llegué a darme cuenta en casa, supongo que por la rapidez con la que lo cogí.

La letra me sonaba muchísimo pero no la llegué a reconocer. También llegué a la conclusión de que podía ser una broma de cualquiera, pero me parecía extraño. Porque todo empezó en mi casa, con el libro de matemáticas, o no, ¿y si era mucha casualidad? Parece tontería, pero esto ya me empezaba a dar mucho miedo. Cogí la nota y me la guardé en mi bolsillo del vaquero, y proseguí atendiendo.

Al llegar a casa, noté la tensión de mi madre, que parecía estar preocupada por algo. Me senté a la mesa que estaba ya puesta y servida, y empezamos a comer. Mi madre, me preguntó por el día de hoy en el instituto, y yo cómo siempre, le dije que todo bien. Todo era normal, la rutina de siempre, hasta que mi madre de repente apagó la televisión.
— He recibido 6 llamadas perdidas de tu tío Alberto mientras trabajaba, y cómo no pude cogerselo, le devolví las llamadas, pero no daba señales. Estoy bastante preocupada, ¿a ti te han llamado? — La miro muy sorprendida a la vez que asustada.
— No lo sé mamá, todavía no he podido mirar el móvil...
— En cuánto acabemos te llevas tu plato a la cocina, y si te quieres cambiar de ropa, te cambias, pero date prisa. Vamos para casa de tus tíos.

Estaba confusa y sentía como la preocupación y la angustia subían por mi pecho. Llevé los platos al fregadero y los mojé un poco con agua. Cuando subí a mi habitación, me quité la camisa sustituyéndola por una sudadera y los zapatos, por deportivas; para ir más cómoda.
El viaje hasta la casa de mis tíos en coche se tardan unos 10 minutos, así que mientras tanto me dediqué a seguir investigando aquel tipo de letra que tenía aquella nota.

Cuando llegamos al portal, tocamos el timbre, no contestó nadie. Esperamos unos segundos más para volver a tocar.
— Se fueron ayer sobre las siete de la tarde, aún no han vuelto. — Dijo uno de los vecinos que andaba por allí paseando al perro.
Mi madre y yo nos miramos al mismo instante... ¡Imposible!
— Sólo sé que está la hija y que se ha pasado la noche llorando.
Nos pareció demasiado raro, así que volvimos a llamar al timbre y también a gritar el nombre de mi prima... ¡Yoli! ¡Yoli abre!
Pero no contestaba.
Sentí una punzada de miedo y pánico al instante. Tuve que sentarme y respirar hondo para relajarme, pero no sirvió de mucho...
Volvimos a llamar a mis tíos sin ningún éxito. ¿Qué narices estaba pasando? Decidí llamar a una amiga de mi prima, pensando que quizás pudiera saber algo. Mientras llamo, veo como mi madre entra en pánico, preguntando a todo el mundo si sabía algo, lo que fuera.
— ¿Diga? — Escucho en un tono muy bajo.
— Hola, Lidia. Soy Zahira, la prima de Yoli. — Hago una pequeña pausa para intentar comprobar si ella me escucha bien.
— Aaaah, dime Zahira.
— Te llamaba por si sabías algo sobre mi prima. Estamos aquí en su casa y no está. Tampoco nos coge el teléfono.
— Anoche quedé con ella un rato porque decía que no estaba bien. Estuvimos hasta tarde hablando.
— ¿Te dijo que no estaba bien? — Pregunté sobresaltada recordando que un rato antes, un vecino comentó que anoche la escuchó llorar.
— Sí, me dijo que se sentía como fuera de lugar. Pensaba que ella no pertenecía ni merecía estar en este mundo. Yo intenté hacerla ver que eso no es así, que hay gente que la quiere y que les duele verla así de mal...
Suspiré un momento. A saber cuánto tiempo lleva sintiéndose así.
— ¿Y todo esto te lo dijo anoche? ¿O lleva algún tiempo hablando de ello?
— No no, yo lo supe anoche. Llevaba días notando que estaba algo rara, que no estaba como siempre. Pero nunca me comentó nada.
— Vale, muchas gracias Lidia. Esto ya es mucho más que nada.
— Si sé algo más, cuenta con que te llamaré. — Escucho una especie de suspiro.
— Genial. Gracias de nuevo. Y no te preocupes, seguro que todo esto se queda en un susto.
Cuelgo la llamada y miro a mi madre. Cómo le cuento yo todo esto para que no le dé otro ataque de pánico...

Empecé a entender a aquellas personas que pierden o dan por desaparecido a un ser querido. A ponerme en la piel de los familiares que salen muchas veces en las noticias, dando detalles sobre la desaparición de sus seres queridos. A sentir la impotencia de no saber qué hacer ni cómo actuar. Y lo peor no es eso, sino que se te vienen a la mente todos los recuerdos tanto buenos como malos que tienes sobre dichas personas. Pensar qué hubiera pasado si hubiese actuado de otra forma, si hubiera hablado más con ellos. Aunque la otra parte de mi mente quiere pensar que tal vez se trate de un pequeño susto. No ha pasado mucho tiempo como para tomarlos por desaparecidos.
Así que ahora, ¿qué hacemos? ¿Llamamos a la policía? ¿Esperamos?
La respuesta de mi madre ya la sabía sin preguntárselo. Pero la policía nos dirá que aún no ha pasado el tiempo necesario.
Solo podemos seguir preguntando y averiguando por nuestra cuenta, por el momento.

¿Dónde está Yoli?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora