"Nina, ¿Cuál fue el detonante para que dejaras a Byron?"
Se estima que, en promedio, al menos 600,000 personas desaparecen al año en Estados Unidos. De éstas, el 89% reaparece, ya sean vivas o muertas. Pero, ¿cuáles son las circunstancias para que una persona desee escapar o sea forzada a hacerlo?
Nina se preguntaba aquello mientras veía una foto de su propio rostro en el cartel de desaparecidos.
A simple vista, no habría razón aparente para que una muchacha de 22 años desapareciera de la faz de la tierra sin rastro alguno, con claras intenciones de no ser encontrada. Para cuando fue reportada habían pasado ya tres semanas de su desaparición, pues, Byron no había tenido la intención de llamar a la policía, volverá en unos días, decía después de aplastar otra lata de cerveza en la pared.
Como rutina, inspeccionaron todas las habitaciones de su pequeño departamento, y más allá de unas cuantas prendas de ropa, todo estaba en su lugar. Cartera, teléfono, dinero, e incluso tarjeta de débito se encontraban ahí. Byron respondió a las preguntas de la policía diciendo que no sabía la razón que tenía para desaparecer, más estaba seguro que era otro de sus tontos juegos y volvería pronto, como siempre lo hacía.
Mientras tanto, los vecinos murmuraban, preguntándose si la desaparición de Nina se había tratado de una decisión consciente, o si buscar entre los lotes baldíos sería una buena idea.
Sintiéndose un poco culpables por no ser capaces de intervenir cuando fue necesario, excepto por la noche en la que recuerdan con claridad ver a la pobre muchacha con vidrios encajados en las palmas de las manos, charlaron con la policía sobre los incidentes tan terribles que tomaban lugar en el 15-D, que a veces parecían sacados de una película de terror.
Ophelia, su hermana, terminó siendo la persona más involucrada en la investigación. Fue la única persona de la que Byron no pudo deshacerse jamás, ya fuese porque era demasiado terca como para romper lazos con su hermana, o porque sabía bien que Byron no decía ser quien era.
Durante dos años vio a sus padres ser hechizados por el rubio, quien decía y aseguraba ser una persona de bien, con valores y moral impecable, sin tapujos, una persona que cuidaría de Nina incluso si le costara la vida.
Por supuesto, debió ser más específico, pues, pensarías que se trataría de la de él.
"Me puso un revólver en la cabeza".
Entonces, mientras que la policía observaba detenidamente los expedientes, las notas, pistas y cientos de cosas más, se preguntaban, ¿nos encontramos con un caso de desaparición forzada, o voluntaria?
Hacer una búsqueda inmediata no tenía sentido, si es que hubiese sido herida o estuviese cerca de la muerte, tantas semanas no serían de ayuda para aquello. Perros de búsqueda fueron utilizados para al menos encontrar su cadáver, algo para saber de su paradero, mas, nada parecía dar resultados. Parecía que se había desvanecido en el aire.
En una ciudad con más de 800.000 habitantes, por supuesto que sería fácil perderse entre la gente. El anonimato se convertía en un privilegio del urbanismo, donde los rostros no importaban, y los pagos en efectivo no levantaban sospechas.
Buscar trabajo era su primera opción, pues vivir de cigarrillos y algunas monedas que las personas le regalaban en la calle por verla como una indigente cualquiera no eran suficientes, y, quienes vivían en la calle tenían ya sus pocas pertenencias para hacerlos sobrellevar la noche.
Así, lanzó el trozo de papel con su rostro a la basura, mirándose en el espejo del baño público, ¿será este un buen atuendo para pedir un trabajo, o probablemente la miren como loca? No lo sabía, e intentarlo era su única opción.
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Ámame como a tus cigarrillos
General FictionLos rumores siempre han sido algo que rodeaba la vida de Antonina, caminaban a pasos agigantados llegando antes que ella a cualquier lugar que se presentara. Quizás por eso decidió huir de ellos. Con apenas treinta y dos dólares en su bolso, y no má...