SAINTS

Capítulo 8

4 de febrero (5 meses antes de la mudanza a Hills Town)

Aarón se removió con fuerza, intentando escapar de las cosquillas que Adara le hacía, aún estaba en cama y aprovecho eso para esconderse bajo las sábanas, logrando hacerse bolita para dormir un poco más, pero la mayor no se lo permitió. Comenzaron un forcejeo por la sabana, que obviamente Adara ganó, pero que no hizo que Aarón se rindiera. El menor tomo la almohada que estaba más cerca de su alcance y se cubrió con ella cuando noto las intenciones de su hermana por seguir con el ataque de cosquillas.

Adara atacaba, mientras Aarón intentaba que su escudo improvisado lo salvara, lo cual no sucedió y prueba de ello fueron las carcajadas del menor, quien termino por rendirse para después tenderse en la cama formando una estrella con su cuerpo y cerrando sus ojos para descansar. Adara solo permaneció sentada a su lado, mirando con diversión como Aarón quería volver a dormir y acariciando su cabeza con cariño. Se dio cuenta en ese momento que el cabello del menor ya había crecido demasiado desde el ultimo corte, tal vez mañana podría retocarlo y así ahorrarse algunos comentarios por parte de sus padres.

—Feliz cumpleaños, cariño— el menor abrió sus ojos y Adara le aparto el flequillo de la frente.

Aarón parpadeo un poco confundido, asimilando las palabras de su hermana, el sueño todavía estaba en su sistema, pero se disipo por completo cuando los cables en su cerebro parecieron conectar y entendió las palabras de Adara.

¡Hoy era su cumpleaños!

Se sentó de golpe en la cama y se lanzó a los brazos de la mayor. Adara lo recibió gustosa, besando su frente una y otra vez, sacándole sonrisas al menor.

—Ya soy un niño grande.

Adara asintió, sonriéndole con afecto. —Si, ya te estas convirtiendo en un niño grande.

Le desordeno el cabello juguetonamente antes de soltarlo, riendo cuando escucho que Aarón se quejó y se levantó de la cama.

—Vamos, Aarón— camino hasta la puerta—, cámbiate el pijama— apunto a su propia cama, donde estaba listo un conjunto de ropa—, y ve a asearte. Te espero para desayunar. — le dijo antes de salir. El menor se levantó rápidamente para hacer todo lo que su hermana le había dicho.

Los hermanos compartían habitación, las camas eran únicamente separadas por una pequeña mesita de noche en la que había una fotografía de ambos y un florero al que nunca le faltaba una flor. También tenían dos cómodas, con cuatro cajones cada una. Aarón solo ocupaba dos para su ropa y las otras dos habían sido designadas para guardar sus juguetes, Adara le dio la idea después de que su madre lo regañara por dejar sus carritos en el suelo y ella tropezara con uno cuando entro a la habitación para buscar las sábanas sucias.

Ninguno de los dos había tenido problema alguno con compartir el espacio, se turnaban el lugar donde debían cambiarse, en ocasiones Adara lo hacía en el baño y Aarón en la habitación o viceversa y siempre se la pasaban platicando, jugando o dibujando. Para el menor compartir habitación con su hermana significaba que podía dormir con ella los días de tormenta o cuando tuviera alguna pesadilla, para Adara significaba protección.

Cuando ya se hubo aseado y cambiado, Aarón comenzó a arreglar su cama, acomodo correctamente las sábanas y almohadas, terminando con Señor Blandito puesto perfectamente sobre los cojines. Salió de la habitación en dirección a la cocina, siendo recibido por el delicioso olor de huevos y tocino. Sonrió con alegría cuando vio a su madre y hermana ahí, pero la sonrisa disminuyo un poco al no notar a su padre por ningún lado.

Disimuladamente se dirigió hacia la sala, esperando encontrarlo, pero al no verlo regreso a la cocina un poco desilusionado.

—Buenos días— saludo al entrar a la cocina y tomar asiento a la mesa. Adara terminaba de cocinar y Sarah lavaba unos platos.