Parte 5

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Marinette

¿Enserio? ¿Compañera de ahora en adelante? Su hipnotismo va más allá de lo que mi pobre mente puede procesar, pero ya que había metido la pata no quedaba más que seguir al lado del apuesto superhéroe con millones de fans que se auto proclamaban sus novias, y obvio yo no estaba entre esas. Era un poco loca pero no tanto.

- ¿Y cómo sabes mi nombre si yo no me he presentado? -sus ojos verdes me escanearon y un escalofrío me recorrió.

-Eres muy reconocido y mi kwami me habló de ti. 

-Ya veo... pensé que eras una de mis fans, lo siento -sonrió y me sentí a punto de desmayarme, pero me mantuve firme y solo asentí- Bueno, parece que tienes ligeros problemas con el yo-yo. No te preocupes, tienes diez minutos para aprender a usarlo, después vas a tener que ayudarme. Ánimo compañera -y sin más, desapareció, dejándome anonadada y con el yo-yo entre los dedos.

Un poco confundida comencé a jugar con él. Lo movía a un lado, lo estiraba, entrelazaba, soltaba y encogía. Me moví a partes cercanas para saber cómo aterrizar y pasados los diez minutos, una pequeña cosa negra salió volando en mi dirección, así que lo auxilié lo más rápido que pude.

- ¿Estás bien, compañero? -pregunté aguantándome una risa al verlo un poco sorprendido.

-Supongo que sí -se levantó como si nada y me observó- Ya que dominaste el yo-yo, creo que es momento de salir a la batalla, juntos.

-De acuerdo.

Asentí y ambos fuimos a enfrentar a la mujer que ya llevaba tiempo haciendo desastres. Observé a mi alrededor y supe inmediatamente lo que debía usar.

- ¡Amuleto encantado!

Del cielo cayó un espejo y no supe qué hacer. Busqué y busqué hasta que lo vi. La mujer no solo tenía un poder, tenía dos. Era casi como Medusa o bueno, era como Medusa.

-Chat Noir, tengo un plan, ¿listo para seguirme?

-Claro.

Decidida puse la mirada al frente con la esperanza de no fallar en el intento de verme como una súper heroína que sabía lo que hacía cuando claramente era todo lo contrario. El corazón me iba a mil y tenía muchas ganas de llorar por todo lo que estaba sucediendo. Quería confiar en mis instintos, en los poderes que el pequeño bicho me había explicado antes de venir, pero también quería creer que yo era algo más que una simple adolescente torpe a la que nadie tomaba enserio. No sabía si mi compañía le sería de mucha ayuda a un chico tan inteligente y capaz como lo era el joven rubio a mi lado que esquivaba y atacaba como solo él sabía. Se veía majestuoso con su porte seguro, sus ojos enfocados en el objetivo, sin miedo a defender a los parisinos, listo para recibir el peligro con los brazos abiertos. Eso entre tantas cosas era lo que le permitía mostrarse increíble frente a los demás.
Le expliqué mi plan y asintió a todo lo que le dije sin quejarse. No entendía el por qué, solo lo dejé ser. Una vez listo, sus palabras risueñas cargadas de tranquilidad, salieron, llamando la atención de aquella mujer que tenía un ejército de serpientes atacando sin cesar. Sus ataques venían cargados de ira, pero ChatNoir supo evitarlos como todo un profesional.
Pronto el golpe final se dio y yo entré en escena, interviniendo con el espejo en el que rebotó el ataque que ella misma no pudo esquivar y que la convirtió en piedra. Las manos me temblaban después de todo lo sucedido, obligándome a calmarme para buscar su akuma, quebrando el objeto de donde salió una mariposa negra a la que hice blanca nuevamente, dejándola ir en paz.

-Eso fue increíble.

-Gracias, no sabía que podía hacerlo.

-Con el tiempo te acostumbras.

Miraculous: Por un rumbo igual y diferente al originalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora