A menudo solía quedarme despierta hasta tarde. Mientras mi padre estaba en el quinto sueño, mi madre se tomaba su Té nocturno y mis hermanos se encerraban en sus habitaciones yo apenas me cambiaba de pijama. Aun no era hora de dormir para mí.
Dicen que nuestra generación es muy nocturna y creo que es totalmente cierto. Aunque debía levantarme a las siete de la mañana todos los días para ir a la escuela mi cerebro no era capaz de dormir antes de la una. A veces eso me jugaba una mala pasada.
No es que no quisiera dormir, es que no podía.
No Puedo.
Había días en los que me sentía inspirada y tocaba el piano de la sala a las 2 am, la rutina era sencilla: salir a hurtadillas de mi cuarto, cerrar la puerta de la habitación de mis padres con delicadeza, cerrar la puerta que conectaba al pasillo con las habitaciones y era libre de hacer lo que quisiera.
Con el tiempo aprendí algunos trucos; engrasar cada tanto las puertas de toda la casa, revisar que tabla del piso sonaba para no pisarla y usar calcetines gruesos para que mis pasos no se escucharan eran de gran ayuda. Mi padre tiene el sueño liviano.
Sufría de insomnio a veces, pero no del insomnio del que todos hablan cuando no pueden quedarse dormidos fácilmente, si no del tipo que te deja despierta por días y lo único que quieres hacer es darte un tiro en la cabeza para poder dormir.
Era uno de esos días de insomnio, solo que ya no vivía con mis padres, ya no tenía que esforzarme por no hacer ruido al ir a la sala o que no escucharan la puerta al cerrarse, ahora ni siquiera vivía en una casa. Vivo en un departamento bastante amplio y a un buen precio, por ser un viejo estudio de un señor que ya no se puede hacer cargo del lugar. Eran cerca de las 3 de la madrugada cuando tocaba una The French Library de Franz Gordon, una melodía bastante oscura y melancólica para tocar tan tarde, pero era lo que mi alma me pedía tocar en esa noche fría de invierno.
Cuando lo escuché: un leve sonido. Al principio era tenue y no le tomé importancia, creí que mi cerebro me jugaba bromas por no haber dormido en más de 29 horas, pero cuando se volvió más fuerte no pude ignorarlo.
En el departamento de arriba alguien estaba tocando la misma canción.
YOU ARE READING
melodía de media noche
Teen FictionEn una noche fría de invierno, escuchar un leve sonido mientras tocas el piano puede cambiar tu vida por completo