Parte 11

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Dormía como un ángel

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Dormía como un ángel. 

Lalisa ya se había fijado antes. La primera noche que Chaeyoung pasó en su casa, se había sentado en el sillón junto al fuego y la había observado, preguntándose qué sueños estaba teniendo. Del mismo modo que lo estaba haciendo en ese momento desde la silla que había al lado de la cama.

Después de hacer el amor en el sofá por segunda vez, Chaeyoung se había quedado dormida en sus brazos y, unos minutos después, Lalisa la había llevado a la cama y la había arropado bien. Le habría gustado acostarse a su lado y abrazarla fuerte, pero esa noche no se atrevía. Algo había cambiado, no sabía exactamente qué, pero algo dentro de ella luchaba por salir. Quizá era la necesidad de obtener más, más unión con Chaeyoung, más amigos entre los habitantes de Lima, y más distancia de la soledad en la que había vivido durante tantos años.

Se pasó las manos por el pelo. Tenía que volver a su lugar antes de verse decepcionada, antes de empezar a creer que podía pertenecer a una mujer, una niña y una comunidad.

Y, aunque abandonar la ciudad no le suponía ningún esfuerzo, no podía decir lo mismo de Chaeyoung y Harmony. Iba a pedirle a Chaeyoung que se trasladaran a su casa con ella, que estuvieran allí mientras así lo quisieran. Sin ataduras ni promesas, solo tenían que estar juntas y disfrutar de lo que tenían. Eso era todo lo que podía ofrecerle, no estaba dispuesta a arriesgar más. Solo esperaba que fuera suficiente.

A través del intercomunicador notó que Harmony estaba inquieta, lo que hizo que Chaeyoung también se moviera, aunque no llegara a despertarse. La morena tenía motivos para estar agotada; se levantaba antes del amanecer, pasaba el día entero en la pastelería y los únicos descansos que se tomaba eran para dar de comer a la niña. Ese ritmo de vida era otro motivo contundente para que se fuera a vivir con ella, allí podría disfrutar de algo más de descanso.

Afortunadamente, al día siguiente era domingo y no tenía que abrir la tienda, con lo que podría dormir todo el tiempo que quisiera.

La inquietud de Harmony fue transformándose poco a poco en llanto, así que Lalisa se puso en pie y fue a ver qué le ocurría antes de que despertara a su mamá.

—¿Tú tampoco tienes sueño, princesa? —le preguntó a la pequeña al tiempo que la tomaba en brazos con total naturalidad— Ah, parece que el problema es el pañal —era curioso que le resultara tan normal acunarla, hacerle carantoñas o darle sus juguetitos mientras la cambiaba.

Ya con el pañal nuevo, intentó devolverla a la cuna, pero Harmony tenía otros planes.

—Sí, yo también tengo un poco de hambre —dijo llevándosela a la cocina— Vamos a ver qué tiene mamá en el frigorífico.

Por suerte, lo primero que se veía al abrir la nevera eran varios biberones ya preparados con leche materna, así que solo tuvo que calentar uno, comprobar que estaba a la temperatura adecuada y dárselo tranquilamente.

AFTER THE STORM [ CHAELISA G!P ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora