Diario

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Hace un par de días que no escribo, esto no significa que me encuentre bien, tan sólo no tengo ganas, pero a veces pienso que debo hacer cosas, o creo que ni siquiera lo pienso, sólo lo hago para estar mejor, supongo que será porque me quiero a mi mismo, de todos modos no sé cuanto tiempo me dure esta especie de motivación, o si realmente me hará bien tenerla.

He tenido alucinaciones todos los días, no es de sorprenderse, siempre ha sido así, lo raro es que siempre me doy cuenta al final del día, pero, ¿por qué?, me puse a analizar esto, acaso ¿mi memoria se borra al principio del día?, ¿mi cabeza trabaja de modo que mi imaginación parezca tan real para que yo me lo termine creyendo?, creo que es inútil buscar una solución a esto, especialmente si no veo a un especialista. Cuando era pequeño solía ir con un psicólogo para entender que es lo que tenía, estuve así hasta los 15 años, pensaron que esquizofrenia, pero lo descartaron al poco tiempo, era algo más allá, desde siempre mi actitud fue muy analítica, precisa, casi sin errores, no se me escapaba ni el más mínimo detalle, sólo cumplía con todo aquello que debía hacer, sin cuestionarme, creo que si esto no estuviera pasando, seguiría sin cuestionarme nada, lo que sí, a veces me concentro demasiado en otras cosas, los estímulos externos me afectan bastante, como ahora por me desvié del tema.

Continuando con el psicólogo, tenía una extraña obsesión por querer seguir mi caso, de hecho, un día me invitó a conocer a su hijo, el cual tenía algún tipo de problema, tenía la misma edad que yo, según comentaban era distinto al resto, supongo que por lo mismo a ese hombre le llamó la atención mi situación. Nunca pude conocer a su hijo, al cabo de unos meses se suicidó, esto significó una depresión inmensa para el hombre, por lo que cerró su consulta, nunca más supe de él, mi madre siempre ha tenido miedo de que termine de la misma manera.

La verdad es que ese tipo nunca me pudo ayudar verdaderamente, aunque por una parte si, ya que aprendí a querer seguir adelante, a pesar de que esto me afecte, de hecho, ya no me siento mal, creo que es momento de reconectarme con el mundo, allá voy, suerte.

Fin de la página 2

Daniel ha intentado pararse de la cama por muchos años, es triste ver que, aunque se ponga de pie, su mente sigue durmiendo, encerrado en su propio intento de liberarse. Lo peor es que nadie se da cuenta de esto, algunos lo toman como un loco cuando se enteran de su situación, otros lo ven con pena, pero la pena no sirve de nada, porque él sólo quiere vivir normal, no recibiendo todo de los demás por el simple hecho de que genere lástima, otros tantos creen que miente. Por su parte, su familia lo deja ser, esto tampoco ayuda, pero no tienen mucho que hacer, su madre a veces llora, recuerda cuando lo veía jugando solo en un recreo, o conversando en su habitación, hablandole al absoluto silencio, su hermana lo encuentra raro, pero sólo se dedica a lo suyo, tratando de no interferir, mientras que su padre casi nunca está, siempre tiene trabajo.

El sonido de los peldaños alerta a la madre, son las 5 de la tarde, su hijo al fin se levantó.

- ¿quieres comer algo? - preguntó.

- claro, me muero de hambre - contestó mientras abría la silla para sentarse en la mesa de la cocina - ah, y trae algo que sobre para mi amigo por favor, no para de molestarme.

Una vez más la madre sintió esas incontrolables ganas de llorar, pero se quedó callada, no quería preocupar a su hijo, pero en su interior se presentaba por qué. Dejo cuatro panes con queso derretido sobre la mesa.

- ¿es suficiente?

- debe serlo.

La mujer salió hacia el patio para poder desahogarse sin que nadie la vea.

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⏰ Última actualización: May 12, 2021 ⏰

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