4. 《Pensamientos》

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—Terminemos, Suiryu — De la nada y sin previo aviso esas dolorosas palabras salieron de sus labios, otra vez Sweet estaba pensando demasiado las cosas.

—¿Q-qué? ¿Estás bien Beauto?— Miraba con incredulidad al peliazul; claro que no estaba bien, tal vez había dicho esas palabras con total seguridad, pero si había algo en lo que Sweet era bueno, era en fingir, sus pensamientos estaban revueltos, borrosos y bastante confusos, llenos de interrogantes.

El más alto al no recibir respuesta empezó a inquietarse —¿Pasó algo? — Intentó acercar su diestra al rostro de su contrario, sin embargo, este lo evadió y entonces una opresión se incrustó en su pecho.

Sweet estaba desesperado, caminaba en la habitación de un lado a otro, casi como en un ataque de ansiedad, apenas lograba pensar y los sentimientos inundaban su mente, Suiryu se encontraba frente a él, quieto, tenía una mirada triste en aquellos ojos azules tan expresivos, el peliazul no sabía cómo actuar, no había hecho lo que quería y ahora no sabía qué responder.

—Yo no... no logro entender— Pausó. Detuvo su caminar y observó en dirección a su contrario, esquivando sus ocelos.— No logro entender cómo puedes quererme, soy un desastre— Su voz empezaba a quebrarse, se encontraba desorientado—Nunca soy lo suficientemente bueno— Se abrazaba a sí mismo, giraba su rostro hacía otra parte, no importaba cuál fuera, quería desaparecer.

Suiryu observaba atentamente aquella escena, intentaba refutarle, pero algo se lo impedía, el aura del otro era sombría.
Desvió la mirada, impotente y rendido ante la situación, apretó los puños y calló.
Sweet lucía decidido a hablar, pero al levantar la vista y observar cómo se encontraba el azabache, su voz se quebró y unas lágrimas salieron de sus orbes, era imposible esconder todos los sentimientos que ahora afloraban.

Suiryu se dió cuenta rápidamente, una pesadez le invadió, jamás había visto a Sweet llorar.
—No quería que lloraras, lo siento. Te hago mal— Pronunció distante.

El peliazul negó instantáneamente, Suiryu era lo mejor que le había pasado en la vida, verlo de esa manera lo sacó de la extraña laguna mental en la que estaba, sacudió su mente y concluyó que no se permitiría lastimarlo. Se acercó a él y lo abrazó, lo necesitaba todo de él, tenía todo lo que él mismo carecía, complementaba su alma y esta se regocijaba cada que estaban juntos, no sabía en qué momento había pensado la estupidez de dejarlo, aquello era casi como abandonarse a sí mismo.

Pasaron unos pocos segundos cuando decidió hablar.

—Tu cuerpo es cálido y me recibe sin importar qué. Eso no me hace mal, Suiryu— Suave. Logra sentir como su contrario se relaja, no quiere que el abrazo se acabe aún. — Sé que ya te quieres ir, sólo...— Pausó, a estas alturas ya era inútil guardarse su sentir—...quédate un poco más— Se cobijó entre su pecho, quería que aquel sentimiento de protección perdurara, engañarse a sí mismo pensando que pronto todo estaría bien y poder disfrutar de aquella sensación tan acogedora que le brindaba Suiryu, a pesar de que no lo mereciera.

—De todos modos no me iba a ir hasta que me echaras— La seguridad vuelve a la voz del azabache, corresponde el abrazo acercándose aún más, le alegraba saber que el contrario disfrutaba de su cercanía, las cosas se iba aclarando en su mente, su corazón se aceleraba, después de todo ese huracán de emociones era ahora o nunca.

—¿Hace falta que te lo diga aunque hayamos llegado hasta aquí, no?— Su voz era segura, a pesar de estar un poco nervioso.
—¿Qué cosa?— Preguntó Sweet curioso, sentía el latir acelerado del corazón del moreno.
—Que estoy enamorado de ti, Beauto, no habrá manera de que me vaya sin que me eches. Lo siento por ti— El contrario casi sintió que se le salía el corazón, un sentimiento genuino de felicidad asomó en su mente, aunque aún no estaba seguro de ser lo suficiente.

—¿Aunque no sirva para nada en realidad?— Se ocultó un poco más en su pecho, realmente no quería alejarlo, no se permitiría perderlo, pero tampoco quería engañarlo y que creyera que era mucho más de lo que realmente era.

— Aunque no te des cuenta de todas las virtudes que tienes—Lo miró a los ojos, se alejó un poco, para después besarlo cálidamente, Sweet era muchísimo más de lo que alguna vez pensó, lo amaba tanto que jamás dejaría que se fuera, quería estar junto a él hasta el final de sus días.



N/A: Gracias a Rinkataku  que me dio la idea hace mucho tiempo y recién la publico, por favor escuchen la canción de la multimedia, da una sensación distinta a la lectura <3 Gracias por leer.

ⲥⲟⳑⲟⲅ⳽ ⲟ⳨ ⲙⲩ ⳽ⳙⲛ⳽ⲉⲧDonde viven las historias. Descúbrelo ahora