ERA HARINA

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Siempre es lo mismo: comprai uno, lo inhalas y ¡bam! Ocurre la magia.

Siempre tienes unos minutos donde todo se vuelve extraño, te llaman la atención tus brazos —que son más largos de lo que normalmente deberían ser—y sientes la necesidad de tocarlos, tu alrededor que se mueve, agranda y achica lentamente y si estás con alguien este de repente se vuelve el payaso más gracioso del universo.

Todo es tan divertido en ese colapso de tiempo.

Entonces el efecto se acaba y te das cuenta que la habitación sigue siendo la misma caja cuadrada con algunos muebles, que no se movió y jamás cambiará el tamaño; tus brazos siguen siendo completamente normales; y por último, que tu amigo jamás tuvo gracia alguna.

Esta vez no fue así, estábamos en la gira de cuarto medio en el sur y nos vimos tan necesitados que fuimos y le compramos al primer weón que se nos cruzó en una feria cercana al campamento. La weá no dio ningún resultado.

— Ni un brillo —comentó el Byron —, nos cagaron con esta weá weon.

Tomé la pequeña bolsita donde venía nuestra sustancia y la moví en busca de un resto —En volá nos vendieron harina, weón.

Puta que somos weones. — se lamentó el Byron —¿Cómo no te diste cuenta weon?

— ¿ Y pa qué estay vo? —respondí —es tu culpa, se supone que vo cachai po.

El Byron tomó sus weás y se fue todo taimao, igual a mí me daba lo mismo la weá, no soy de esos weones que se revientan inhalando polvos culiaos.

Igual me dolía que habíamos gastado nuestra plata en una weá super charcha.

Además no era mi culpa, el culiao del Byron estuvo mirándole la raja a cada weona que pasaba por ahí y nunca me pescó cuando le pregunté si la weá era así.

Así empecé po, mi gira de cuarto en sí fue la raja, nos divertimos caleta con los cabros y cabras, nos comimos entre todos y teníamos que hacer vaquita antes del carrete y comprar condones para que ninguna culiá terminara preñá.

Pero fue la raja.

Nos volamos y weás hasta no podernos ni el culo, llegué todo revolucionado a la casa después, entero redy para empezar mi universidad y estudiar la cagá de carrera que mis taitas querían po.

Mis viejos se rajaron ese año, me pagaron los primeros meses de arriendo del departamento que estaba así casi al lado de la Católica, que sería la universidad en la que ingresé pa estudiar alguna carrera bacan.

Fui puntaje nacional en matemática, lenguaje e historia,  soy terrible capo, tuve una cena toda formal con la Michelle en la Moneda, y me latió a mí y otros cabros con una charla culiá que debió durar unas dos horas, por último se rajó con unas becas pa la universidad.

Lo que no saben es que este año me voy a pasear los estudios.

Pico con todos.

Las aventuras del hombre marihuana [Abril]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora