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La castaña se maldijo a si misma releyendo la conversación con la rubia. Seguía perpleja.
¿Louis?
¿Ella sentir algo por Louis?
Y viceversa... no, no le cuadraba.
Todo estaba bastante fuera de lugar.
Al principio con Iris todo era lindo, le gustaba hablar con ella y se emocionaba bastante al recibir sus mensajes. También le gustaba la forma en la que la rubia la veía y como ponía sus manos sobre sus mejillas al besarla. ¿Y ahora?
¿Que cambiaba?
Por más que pensaba no encontraba la respuesta. Se recostó en la alfombra de su recámara boca arriba, viendo su techo de color blanco con estrellitas de esas fosforescentes que brillan en la oscuridad. Lo único en lo que Iris decía la verdad era en que ella no estaba segura sí seguir intentándolo con la rubia, pero era muy cobarde como para decírselo por ella misma. Sintió como Toño, su gato se sentaba en si regazo y aprovecho para acariciarlo.
—¿Que hice mal Toño? ¿Por que no siento lo mismo?
—¿Estas hablando con el gato?— Escuchó la voz de Conan en la puerta excaltandola, haciendo que Toño saliera corriendo hacia la cama, lanzándole un gruñido al chico. No se llevaban muy bien.
—Sí.— Rodó los ojos, volviendo a relajarse sobre su alfombra. Escuchó los pasos de su hermano acercarse y luego sintio como la alfombra se movía ligeramente por Conan quien se acosto a su lado.—¿Prefieres hablarlo con un ser vivo pensante o prefieres al gato?
Ella rió.— Un ser vivo pensante no estaría mal, pero no lo encuentro aquí además de a mi.
Conan le dio un pequeño golpe en su pierna derecha haciéndola reír más.
—¿Que sucede, Crissta?
—Es Iris.— Murmuró viendo el techo nuevamente. Su hermano asintió mirando a la misma dirección.
—¿Que hizo?
—La verdadera pregunta sería, ¿Que hice yo?
—¿Qué hiciste?
—La dejé en visto.
—Es normal.— Alzó los hombros quitándole importancia.— No siempre vamos a estar de humor para contestarle a nuestra pareja o a cualquiera y no tienes porque sentirte mal por eso Crissta.
—No.— Negó.— La deje en visto después de que ella me dijera que no quiero intentarlo con ella.
—¿Qué?
—Y lo peor es que tiene razón...— Murmuró tapando su rostro con ambas manos, avergonzada.— Creo que ya no quiero intentarlo con ella.
