Capitulo 10 Final

510 18 2
                                    

10 de octubre de 2004

Vaya que si paso el tiempo la última vez que deje una nota, pero es hora de ponerlos al día.

Después de sacarme en secreto con Amanda nuestro mes como esposos fueron una luna de miel sin fin, y lo mejor es que nadie sospecho, solo éramos Amanda, yo y un montón de comida que ella se antiborraba. Cuando terminó el mes era el momento de volver, y como la primera vez, mis padres y mi ahora esposa me acompañaron hasta la estación.

Por todo el mes que pasamos juntos, Amanda llegó a pesar 360 libras, prometiendome que se mantendría ocupada mientras que yo no estaba.

Duré unos siete meses más en el ejército, cuando nos dijeron que ambos países llegarían a un acuerdo de paz, muchos se cuestionaron que esos casi dos años de guerra fue por algún capricho de uno de los gobiernos, pero nadie se salvó de la celebración que hubo para regresar a nuestros hogares.

Marcus cumplió su promesa y me hizo socio de una agencia de seguros que él y su padre hicieron, mientras que su padre pasaba sus últimos años como corredor de bolsas, nuestros nos hacíamos cargo de todo. Fue difícil al principio, tuve que aprender contabilidad y todas esas cosas que me costó mucho aprender en la escuela, pero por suerte Marcus fue un gran amigo en explicar detalle a detalle.

También se convirtió en mi padrino el día en que Amanda y yo nos volvimos a casar, está vez por la iglesia en frente de nuestros amigos, familiares y conocidos. Con mi nuevo trabajo empezaba a ganarme un buen dinero que Amanda y yo tuvimos una gran boda, así como los grandes beneficios que hubo.

Amanda para este punto ya empezaba a ser alguien muy pesada, la boda nos costó planearla durante 4 meses y solo en 3 tuvo que pedir que abrieran las costuras de su vestido de boda.

Cuando regrese de la guerra me sorprendió que pesara 400 libras, el mismo peso que tenía su madre para ese entonces, pero cuando nos casamos había engordado 20 libras más.

Pudimos comprar una gran casa, parecida a la mía con un gran patio y de dos pisos, por cuestiones de mi trabajo y familiar pudimos comprarla a pocas cuadras de nuestro vecindario dónde todo empezó para nosotros.

Amanda continuó con su rutina de alimentación, yo le aseguraba que no se preocupara por el dinero que cada vez nos iba mejor en el negocio por lo que quedó más que satisfecha, porque no estaba muy segura si pudiera hacer algo cargando más de 430 libras sobre ella, por lo que  tampoco hubo problemas en contratar a una sirvienta para que ayudará a limpiar la casa, Amanda también ayudaba hasta cierto punto antes de cansarse y volver a comer.

Y así fue nuestra rutina hasta cumplir nuestro primer aniversario. En estos momentos me encontraba de regreso a casa, llevaba en la parte de atrás bolsas de comida y bocadillos que le encantaba Amanda.

"John, ¿Como estuvo su día?" Silvia, nuestra sirvienta, había salido para recibirme al notar mi llegada y cargar algunas bolsas conmigo mientras que íbamos que entrabamos a la casa "obtuvimos nuevos clientes en este día, por lo que no estuvo tan mal" reímos un poco mientras que dejábamos las compras en la cocina, pero no notaba la gran presencia de mi esposa "¿Dónde está Amanda?".

"Está arriba, subió no hace mucho" Silvia empezó a guardar todo en la alacena mientras que guardaba lo demás en el refrigerador "iré a verla, por favor guarda el resto"  le pedí mientras que subí arriba y entrar en nuestra habitación "¿Amanda?".

"Aquí" dijo saliendo del baño y mostrar su cuerpo entero. Con 600 libras, Amanda cuadruplico el peso que una vez tuvo cuando la conocí ese día cuando se mudaron, sus muslos chocaban como las olas a la arena, solo que podías ver sus montañas de grasa sacudirse con cada que daba, su trasero era tan grande que no le faltaría mucho para ocupar por si sola nuestro pequeño sofá con sus colosales mejillas llenas de celulitis, sus brazos tan anchos como lo fueron sus muslos cuando recién engordaba no entraban en ninguna de sus camisas, tenían que ampliar las mangas para que entrarán, sus pechos caídos eran tan grandes que descansaban sobre su inmenso y gelatinoso estómago cuando se sentaba, con sus muslos separados para que su gran atributo de grasa caiga en su regazo "te tengo un regalo de aniversario".

"¿Enserio? ¿Que es?" Me acerque a ella para darle un beso en agarrar dos grandes rollos de grasa por los lados de su estómago.

"Mira esto" extiende sus gorditas manos para que vea una prueba de embarazo, que marcaba positivo, "E-espera, ¿Estás embarazada...?" Nuestra alegría fue suficiente como para darnos un abrazo, o lo que más que pueda con mis brazos "creí que alguien de mi tamaño jamás podría quedar embarazada, pero esto solo me pone feliz" dijo Amanda con algunas lágrimas en sus ojos las cuales yo limpie "esto es motivo de celebrar" dije para bajar con mi esposa al primer piso y mirar a Silvia cocinar "Silvia, tendrás que cocinar por otro más, ya que esta familia está por crecer más".

Esa noche invitamos a nuestros padres, una cena en la que la madre de Amanda y ella comieron hasta quedar satisfecha para luego dar la buena noticia, el cual los alegro a todos y las felicitaciones no faltaron.

Nueve meses después Amanda dió a luz a una niña llamada Carly que con el paso del tiempo demostró tener un gran apetito como su madre. Sin duda, este es el botín de guerra que logré conseguir.

El Botín de GuerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora