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—¿Qué fue lo que te dijo Mai? —te preguntó Maki

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—¿Qué fue lo que te dijo Mai? —te preguntó Maki. Sin notarlo tus mejillas se tornaron de un color rojo.

—Nada, senpai.

—No me mientas. No te sale. Como sea, tú sabes lo que haces ya estás grande. Deberías ir a darte una ducha y descansar un poco, _____. Hoy entrenaste mucho.

—Está bien, gracias —fue lo último que le expresaste para dirigirte a tu dormitorio y hacer lo que te sugirió.

Primero, te metiste a la ducha fría para relajarte y aliviar el estrés de todo lo ocurrido en lo poco del día. Recordaste las últimas palabras que te dirigió Mai y no pudiste evitar acalorarte. ¿A qué se refería con "divertirse juntas? ¿De verdad era lo que pensabas o empezabas a alucinar cosas? Fuera cual fuera el caso no podías negar que estabas caliente. Al recordar su cuerpo, su voz, su mirada, esa manera de mirarte empezaste a tocarte un poco instintivamente. Si de por sí ya te sentías caliente, al empezar a hacer pequeños círculos con tus dedos sobre tu clítoris ponía la situación peor. No eras muy experimentada en el tema, pero sabías que querías seguir. Llevaste un dedo en tu interior lo cual te sacó un pequeño jadeo.

Cuando ya te habías acostumbrado a sentir un dedo dentro, te sentiste deseosa por más y decidiste introducir otro. Cada vez ibas más rápido y fuerte lo que dificultaba que no gimieras para que no te oyeran. Mordiste uno de tus dedos para reprimirlos, pero fue casi en vano cuando de tus labios se escapó:

—M-Mai...- fue más como un suspiro que otra cosa. Sentías como si una electricidad invadiera toda tu columna hasta llegar a la parte baja. Estabas tan cerca del clímax. Aumentaste aún más la velocidad de tus dedos hasta que llegaran a no tener un ritmo especifico con tal de llegar al orgasmo.- Hmmm, Mai.- suspiraste. En ese momento sentiste como tus músculos se tensaban mientras pequeñas contracciones aparecieron en tu intimidad haciendo que tus piernas temblaran.

Trataste de calmar tu respiración entrecortada. Una vez ya tranquila continuaste duchándote. Tardaste solo unos minutos en terminar de asearte así que cerraste el grifo y el agua dejó de caer. Saliste del baño y elegiste ropa cómoda para vestirte. Después de lo que hiciste hace unos minutos, estabas decidida a llamar a Mai. Tomaste el papel que te había colocado en el bolsillo para luego fijarte que su número, felizmente, sí estaba allí. No dudaste ni un minuto en marcarle. Estabas nerviosa, sí, pero sabías muy bien que en cuanto más lo pensaras más te desanimarías.

Cogiste tu teléfono y la llamaste. Tardó lo que te pareció una eternidad en contestar.

—H-Hola. ¿Mai-san?

—Ah, hola. Creí que no me llamarías con lo nerviosa que te veías hace algunas horas. Llámame solo Mai, ¿sí?

—Claro, Mai. Disculpa por no llamarte antes, estaba un poco... ocupada.

—No te preocupes. No has llamado solo por eso, ¿cierto, bonita?

Mierda, ¿y ahora qué le diré? Podrías jurar que en esos momentos ella tenía una de esas sonrisas de superioridad pero no querías darle el gusto—. Pues, te llamaba porque quería saber si tenías planes para esta noche.

—Oh cierto, no tengo nada que hacer. ¿Conoces el hotel del centro de Tokio? Bueno, de todos modos, te mandaré mi ubicación luego. Te espero aquí a las ocho.

—Está bien. Nos vemos ahí.

—Nos vemos, gatita —fue lo último que dijo para después colgar.

Las horas pasaron y en un abrir y cerrar de ojos te encontrabas eligiendo algo para vestir

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Las horas pasaron y en un abrir y cerrar de ojos te encontrabas eligiendo algo para vestir. No sabías que elegir, tenías unas ganas inmensas de pedirle ayuda a Nobara; sin embargo, no podías contarle a donde te dirigías. Luego de unos diez minutos te decidiste por un top blanco simple, una falda negra y unas botas del mismo color altas. No querías parecer tan desesperada así que solo te echaste un poco de rímel y saliste de la preparatoria camino al centro de la ciudad dirigiéndote directamente a la dirección que Mai te había mandado hace un par de horas atrás.

En menos de media hora llegaste al lugar donde preguntaste a la recepcionista por la habitación de la muchacha. Tomaste el elevador y marcaste el piso más alto, una de esas habitaciones caras. Caminaste hasta el número de la puerta que te dijeron anteriormente y antes de tocar el timbre soltaste un pesado suspiro. Sentiste pasos acercarse hasta tu posición y luego viste el cerrojo girar para mostrarte una Mai con bata para baño mostrando sus largas piernas desnudas. Solo te dijo: "Llegaste un poco temprano. Estaba punto de tomar un baño, pero no te preocupes pasa".

Diste unos pasos hacia adelante para encontrarte con una habitación verdaderamente elegenate y, sobre todo, amplia. Demasiado para tu gusto, pues ella solo estaría un par de días allí y se hospedaba sola. Obviamente Toudou tenía una solo para él la cual se encontraba unos pisos más abajo.

—Wow, la habitación es genial...

—¿Nunca habías estado en un lugar así? —tu expresión le pareció realmente adorable, realmente la estabas poniendo en estos momentos.

—No, gracias por invitarme, Mai —le dijiste acercándote a ella aun inspeccionando el lugar con tus ojos.

—Descuida. Puedes quedarte el tiempo que quieras —te susurró mientras te tomaba por la cintura y te acorralaba hasta la puerta. Sentiste tu espalda chocar con la madera fría—. Ahora divirtámonos, ¿sí?

dangerous woman | mai zen'inDonde viven las historias. Descúbrelo ahora