dangerous woman | mai zen'in

🍒₍₀₃₎

warning: contiene relaciones sexuales lésbicas explícitas.

Tu corazón empezaba a latir más rápido en lo que admirabas su cuerpo. Se colocaba aun más cerca de ti. Te sentías tan pequeña y sumisa al frente de ella. Te tomó por la nuca mientras seguía acariciándote toda la cintura hasta el borde de la falda y juntó sus labios con los suyos. Te fue difícil seguirle el beso al comienzo, por la sorpresa te sujetaste de sus hombros. Sus labios se sentían cálidos y dulces, pero a la vez dominantes sobre ti. Sin pensarlo dos veces, la abrazaste por el cuello haciendo más profundo el beso.

Un gemido de Mai fue interrumpido por ti, obviamente disfrutando de tus brazos alrededor de ella. La mano que tenía en tu nuca se hizo un camino lento hasta el borde de tu falda. Se apartó de ti y ambas estaban jadeando. Una sonrisa de lado apareció en su rostro junto con un leve sonrojo en sus mejillas. Pero tú estabas o igual o peor que ella. Sentías tus bragas empezar a humedecerse y un calor inundaba todo tu cuerpo, desde tu cabeza hasta la punta de tus pies.

—Ven —ordenó aún con la respiración agitada. Tú la seguiste hasta la cama donde te sentó y ella se quedó parada observándote—. Ahora desvístete —La diferencia de ropa entre ustedes dos era evidente. Te encontrabas aún con toda tu ropa mientras ella solo tenía la bata y su ropa interior. Se cruzó de brazos con la cabeza inclinada hacia un lado como si estuviera a punto de presenciar un verdadero show. 

Sin dejar de mirarla te sacaste el top. Luego, desabrochaste tu brasier, dejando que la tela se resbale por tus brazos hasta que cayera al suelo. Viste como Mai se llevó el dedo índice a la boca y lo mordió con las mejillas color carmesí. Se aproximó a ti nuevamente con un poco de rudeza y se sentó sobre ti a horcadas. Pensaba en todas las cosas que quería hacerte con ambas manos recorriendo tu mandíbula, después tu cuello y se arrastró hasta tus hombros. La sensación puso tu piel de gallina y tus pezones se animaron con su tacto.

Te pidió que te echarás lo cual hiciste sin rechistar. Empezaste a atraer su cuerpo al tuyo para besarla. A los pocos segundos, su lengua traviesa invadió la tuya. Seguían besándose cuando decidiste cambiar de posición donde ahora tú tomabas dominancia en la situación.