Valentía

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Valentía

-¿Has dicho algo?-Dijo Dafne desorientada.

Mi mirada seguía en el umbral del anochecer, inconscientemente parpadeé para aclarar mi vista, no estaba muy segura si lo que había visto era real.

-Nada, sigue durmiendo.

La luz del amanecer entraba por el precioso balcón en frente<<Dios, como odio madrugar>> .Dafne se quejaba deslumbrada por la luz de la mañana, inconscientemente me incorporé frunciendo el ceño encogida recordando lo que había pasado la noche anterior.

<<La sombra>>

-¡Buenos días Lilith!-Decía Dafne ya en pie.

<<Que ánimos tiene por la mañana >>

-Buenos días Dafne. –Hablé bostezando y frotándome los ojos.

Después de mirar distraída el armario acabo levantándome perezosamente, abro este y el sinfín de vestidos hace sentirme indecisa.

<<Qué cojones me pongo>>

Después de que pareciera una eternidad eligiendo, por fin me decidí por uno; era un largo vestido negro, tenía la espalda descubierta ocupada por una rejilla floral, la parte de arriba era estrecha y la parte de abajo caía. Comienzo a ponérmelo torpemente y noto la mirada burlona de Dafne tras mi espalda.

-¿Te ayudo a ponerte el corsé?-Habló con una sonrisa burlona.

Sol me advirtió de esto,<< dios, como la echo de menos en estos momentos. >>

-Vale. –Digo a regañadientes.

Dafne se acercó ya vestida, con un vestido sencillo igual que el mío de color crema. Me ayudó con la maldita arma de tortura; el corsé.

-No te preocupes a mí también me costó tiempo ponérmelo sola.-Dijo apretando poco a poco el corsé.

<< Joder, como aprieta>>

-Por lo que veo el negro es tu color favorito.-Dijo alisándome el vestido.

-Tengo una obsesión con este color desde pequeña.-No recuerdo vestirme de otro color que no sea ese.

<<Papá decía que era mi personalidad. >>

Después de que Dafne acabara fuimos directas a los servicios femeninos, ya una vez ahí todas las futuras reinas se maquillaban con sombras recargadas, otras se peinaban de más. Dafne y yo vimos un hueco entre toda esa multitud, aunque los servicios eran extremadamente grandes y espaciosos el que haya más de veinte mujeres con vestidos tan sobrecargados hacía verse este sitio más reducido. Tras lavarnos los dientes y peinarnos, y maquillarnos. Dafne me puso en los párpados una sobra negra, en las pestañas echó una capa de mascara de pestaña. Dafne se maquilló los ojos de un claro marrón que iba a juego con su vestido. Salimos de esa sala hormonal para dirigirnos al desayuno. Los largos pasillos cada vez me resultaban más familiares. Un sentimiento escalofriante me recorrió la columna vertebral, sentía alguien detrás mío respirando, me paré en medio del pasillo y Dafne hizo lo mismo, solo estábamos nosotras dos en esa ala del pasillo.

Di la vuelta para enfrentarme pero no había nada, pero yo sabía que había alguien, sea quien sea estaba ahí, igual que anoche en mi balcón no fue un sueño, aún podía sentir mi piel escalofriada.

-¿Te encuentras bien? Te has puesto más pálida de lo que estás. –Dijo Dafne preocupada. Yo solo asentí, le enganché del brazo y seguimos andando hasta el gran salón. Arturo estaba en el mismo sitio que en la cena, nos hizo una señal para que no sentáramos a su lado, Dafne volvió a ponerse roja.

OCASO {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora