OCASO {Editando}

Paz

Paz

-¿Lilith?-Dijo una voz femenina. La puerta de mi habitación se volvió abrir y de ella entraba una Dafne preocupada.

-Pensaba que te habías perdido, ¿Con quién hablabas?-Añadió poco después de cerrar la puerta.- Deberíamos volver al gran salón la comida nos espera.

-Sí, deberíamos salir de aquí. –Dije cogiendo mi capa negra, ya me encargaré de ese ángel caído más tarde. Ahora tenía que comer y después partiría con paz al palacio de los abuelos. Dafne y yo salimos de la habitación, eché un último vistazo y susurré para que Dafne de no lo oyera: "No te tengo miedo".

<<mentira, lo tenía>>

Nos volvimos a sentar en el sitio de siempre, Dafne y Arturo hablaban sobre las clases, yo solo los escuchaba, no quería interrumpirles ya que Dafne parecía muy contenta de poder hablar con él. La campana aguda volvió a sonar y los camareros empezaron a salir en filas acercándose a las mesas, hoy comíamos carne, no era mi comida favorita pero estaba bastante buena.

-¿Por qué has tardado antes?-Preguntó Arturo llevándose un trozo de carne a la boca. Tragué el trozo que tenía en la boca y dije...

-He tenido que ayudar a una pobre chica, estaba siendo devorada por Eva –Hablé metafóricamente.

-Pobre chica. –Dafne cortó su trozo de carne con dificultad. -¿La conocemos?

-Trabaja aquí y Eva piensa que le ha movido algo de su hab...digo aposento.-Tenía que intentar usar su forma de hablar tan clásica.

-¿Es Paz?, pobre chica, esa zorra siempre le está gritando. No entiende que es más joven que ella y trabaja mucho para poder vivir-Arturo se llevó su trozo de carne a la boca.

-¿La conocéis?-Pregunté.

-Sí, lleva años limpiando los aposentos, es muy simpática, me da mucha lástima que Eva la trate como su esclava.-Añadió Dafne.

-Pues ya no volverá hacerlo, le he ofrecido ser mi doncella.

Arturo y Dafne me miraron sorprendidos, pero unas sonrisas salieron en sus caras.

<<¿Por qué cojones siempre están sonriendo?>>

-Me alegra que lo hagas, le darás una vida mejor-Volvió a hablar Dafne mientras se llevaba su vaso de agua a la boca.

-Concuerdo.-Terminó Arturo.

Paz y yo ya estábamos montadas en el carruaje camino a Neepru, Paz parecía nerviosa, de vez en cuando se mordía el labio. Observé por la ventanilla de aquel carruaje y el verde de la naturaleza mezclado con las pequeñas gotas de humedad que había en el cristal hizo que me embelesara completamente.

-¿Señorita, perdón por la incumbencia pero podría decirme a dónde vamos?-Tenía las manos apoyadas en su piernas, estaba muy inquieta.

-A Neepru, voy a ver a mis abuelos y quiero que los conozcas. –Mientras soltaba la frase sus facciones cambiaron, pasaron de nerviosa aterrorizada.

-Señorita...voy...voy...voy a conocer a los reyes de Neepru.-Dijo tartamudeando.-Empezó a peinarse con los dedos y a estirarse su vestido marrón.

-Sí, quiero que trabajes como mi doncella, tienes que ir para que Sol te prepare. Tendrás mejor sustento, podrás ver a tu familia más a menudo, y vivirás en palacio, podrás acceder a una educación.-Esta me miraba sorprendida. Quería intentar ayudarla todo lo posible, sé que seguirá trabajando pero al menos este trabajo no la explotaba.