Inerte

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  La nada oyó su voz;
lo inerte respiró,
el nesciente abrió los ojos;
al sentir el vaho de Dios.

Abrió sus manos al cielo,
un ave se posó en ellas
con susurros habló el hombre,
para dejarla volar con su nombre.

Sintió dolor y halló la cura,
sembró en la tierra, su fortuna
preso de sus pensamientos,
¡Déjenlo ser fugitivo!

Jugó al amor,
y sus vestigios fueron dolor
Jugó a vivir,
y en sus intentos desapareció.

¡Librenlo de él!
Con una mano dispara la otra,
Fatuo y lamentable
anda en busca de la gloria.

Nesciente, sólo perdió la cordura
se proclamó el gran señor;
y allí empezó su tortura
de lágrimas y ardor.

La nada ya no oyó su voz,
cerró los ojos y expiró
La nada no oyó su voz,
Bastó un segundo, inerte se volvió.




La nada ya no oyó su voz,cerró los ojos y expiró La nada no oyó su voz,Bastó un segundo, inerte se volvió

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