Capítulo 1

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P.O.V. Hermione

Recorrer las calles de París de forma anónima es refrescante, antes el mundo muggle me era complicado por ser la hija de los dueños de una afamada casa de diseño de joyas "L’Enfat".

El mundo mágico siempre fue mi vía de escape pero ahora era "la heroína, la amiga del salvador del mundo mágico: Harry Potter" es complicado porque esa fama trascendió a todos y cada uno de los países con comunidad mágica, dejándome sin poder ser únicamente Hermione Granger, una chica que disfruta el placer de leer, conocer nuevos lugares y ser invisible.

Ahora solo con unos jeans desgastados, una sudadera del doble de mi tamaño cubriendo mi cabeza y unos lentes de sol que tapan la mitad de mi rostro podía darme el lujo de pasear por las calles atiborradas de gente en Francia. Y aunque mi atuendo atrae la atención en un día caluroso, mi sonrisa se mantiene intacta sin lidiar molestos paparazzis persiguiendome.

Mi día no podía ser mejor o eso pensé, ya que al llegar a una esquina me encontré con un pequeño estudio de pintura, perteneciente a un pintor desesperado por dinero, pues ofrecía un curso de un par de horas para enseñar arte; no se cómo ocurrió pero termine en un asiento al fondo de la habitación con un grupo de diez personas con sed de aprender, todos con un lienzo y carboncillos de distintos tamaños.

Este "pintor frustrado" como lo he denominado, pretendía que simplemente pintáramos como si fuéramos expertos, he de admitir que la vena artística ha estado en mi familia por generaciones gracias al diseño de joyas. Nunca me he considerado una pintora pero si alguien con pasión por el dibujo.

Pero el pintor en vez de comenzar por lo básico pretende que pintemos el cuerpo humano, estaba a punto de levantarme de mi asiento a decirle un par de cosas cuando por la puerta principal entro una mujer de cabello azabache cubierta por un albornoz blanco y portando un antifaz dorado con detalles plateados y negros saludando en francés, se acercó con paso sensual y felino al pintor que saludo con un beso en cada mejilla.

Posteriormente se recostó en un diván de apariencia antigua y un ligero escalofrío recorrió mi cuerpo con anticipación, no sería la primera vez que veía a una mujer desnuda, pero nada me preparo para cuando lentamente dejo expuesto cada centímetro de piel blanquecina pasando por el cuello, clavícula, sus pechos coronados por un par de pezones rosados que se erectaron en reacción al cambio de temperatura... Quede sin palabras ante la belleza del cuerpo frente a mi y cuando mi cuerpo y mi mente rogaban por más el pintor le indico que se detuviera a la altura del ombligo.

Luego nos dijo que la linda modelo tenía que partir en dos horas así que teníamos que aprovechar para pintar.

Hora y media después tenía la imagen de mi modelo plasmada en mi lienzo lo más detallada que pude porque la tengo a cuatro metros de mi, maldigo el momento en que escogí este sitio porque no puedo distinguir el color de sus ojos por más que me he esforzado, estaba frustrada pero aún me quedaba media hora más ¿Qué haría en ese tiempo? Por iluminación divina la imagine con el collar central de la próxima colección de joyas L'Enfat y como si mis manos lo supieran lo dibuje, no existía mujer más indicada para ese collar de ora blanco con ciento cincuenta diamantes y en el centro un exclusivo diamante rosado de las minas familiares, mi primera creación, mi bebé.

De la nada escucho la voz del pintor diciéndonos que el tiempo ha concluido y dando por finalizado el curso, mi molestia  regresa, no por el curso sino por dejar de ver a la modelo la cual nuevamente cubría su desnudez. En un arranque de valor decidí dejarle un mensaje a la modelo en el lienzo:

"Mi musa, te entrego mi joya, mi arte."

H.G.L.

Y abandone la sala rápidamente, no pueden vincularme  —  pensé dejando los euros del curso y unos más.

POV.  Fleur

Hoy tenía que devolver un favor a un amigo muggle, un pintor, tenía que ir a su estudio y posar en topless para sus alumnos, no sé cómo es que me convenció, pero ahí me tienen a medio camino de su estudio.

Entre a su estudio y con paso decidido entre al cuarto de baño, me despoje de mi blusa azul cielo sencilla y de mi falda negra, quedando en interiores blancos, un último suspiro escapo para deshacerme de mi sostén y ver mi reflejo en el espejo de cuerpo entero, soy bella eso nadie lo puede negar, mi herencia veela nada tiene que ver, mi figura es estilizada mis pechos no son grandes ni pequeños diría yo suficientes para caber en una mano, mi cabello rubio que amarre en en una coleta para luego colocarme la peluca perfecta de color negro azabache y mi antifaz. En mi mente me repetí al mal paso darle prisa. Me coloque el albornoz blanco y me dirigí a la sala donde se llevaría a cabo la clase. Me enderece en toda mi altura, alce mi mentón de una manera altiva, coloque mi mano en la manija de la puerta y gire, abrí la puerta lentamente me encanta darme a desear, entre lentamente a la estancia y me dirigí a François lo salude al estilo francés con un beso en cada mejilla, para luego acomodarme en el diván y enseñar mi cuerpo a los "Artistas" espero que no babeen tanto esta vez.

Estas serán unas dos horas tediosas no podré moverme, hago un escaneo de la sala, diez personas además de François y yo, al fondo observo a una persona que no puedo asegurar si es hombre o mujer por las ropas holgadas y raídas que trae puestas. Pero me intriga y siento un cosquilleo mi veela despierta. Lo observo únicamente todo el tiempo, necesito ver sus ojos si es lo que creo, es mi compañero, pero no puedo hacer nada, falta media hora y el tiempo transcurre lentamente me desespero y lanzo miradas suplicantes a François y él únicamente niega con la cabeza.

Finalmente el tiempo termina me levanto abruptamente y me cubro, François me llama y le doy la espalda a la figura que me intriga, cuando termino de hablar y me volteo no está, no puedo creerlo no sé nada, me desespero y pregunto casi a gritos para saber quién es, pero el estúpido de François no sabe nada, nunca llena datos, ahora que haré.

En el lugar que ocupaba veo su lienzo y me pregunto porque no lo habrá llevado, es el único en la sala, me acerco y al mirarlo me sorprendo al ver la perfección de los trazos; dos cosas llaman mi atención la joya dibujada y el mensaje:

Mi musa, te entrego mi joya, mi arte.

H.G.L.

Me ruborizo de pensar que soy su musa y el resto del mensaje no lo entiendo. Solo se sus iniciales ¿Comó lo encontraré? el mundo muggle es muy grande.

No hay nada más doloroso para una veela que la soledad y la falta de su compañero.

No olviden dejar su estrella, es gratis 😉

Los ojos, el alma [En Edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora