CAPÍTULO 2

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2016

—Seo Yeon, ¿vas a querer esta paleta? —preguntó la mujer a la tierna niña colgando entre sus brazos. Los múltiples asentimientos de su hija atrajeron las miradas de ternura hacia el par que estaba a punto de pagar por aquel último dulce a la venta, pero a medio movimiento del brazo de la mujer, otro musculoso brazo pago por el dulce y se lo llevo a la boca ante miradas molestas de los transeúntes.
Park Jimin, el abogado seductor.
Park Jimin, el tímido comprador de bienes.
Park Jimin, el mago italiano.
Sus multifacetas cambiaban como cambiaba de camisetas y sus citas de día tras día lo aseguraban. Ayudado por sus trucos de ilusión, y sus dos compinches fieles, Hoseok y Eunwoo, ellos eran los mejores estafadores de Seúl.

—Jimin, despierta. Vamos, vamos —abandonando aquella camioneta repleta de cámaras y equipo técnico, el trío salió vestidos tal como técnicos electricistas, con un maletín de "herramientas" y gorras en sus cabezas, caminaron entre el túmulo de personas y junto a seguridad de la fiscalía. Pasaron la recepción sin problema pero a punto de entrar a las oficinas, un guardia los detuvo.

—Esperen un momento —dijo buscando la vista del joven rubio más bajo del trío —¿el jefe no vino? Siempre viene él —era momento de que Jimin hiciera lo suyo. Evaluando los ojos cansados del guardia de seguridad, la baja temperatura por sus dos capas de ropa interior visibles en la cinturilla de su pantalón, contando con la cajetilla de cigarros en el bolsillo derecho, el latido rápido del corazón del hombre, las manos cruzadas, bolsillos desgastados y mismo color de bufanda, camisa y calcetines lo decidió. Susceptibilidad a la hipnosis: alta. Sonriendo amistoso mientras sacaba el encendedor de su bolsillo, Jimin habló.

—Oh, ¿el jefe? —con un paso adelante al mismo tiempo que su mano jugaba con el encendedor, llego a estar de cara y con la mecha de fuego delante de los ojos del guardia —él está justo... aquí —la ilusión hizo que los ojos del hombre viajaran a un inexistente jefe de seguridad subiendo al ascensor.

—No lo he reconocido por las gafas, disculpen, pueden seguir —la sonrisa ladeada de Jimin no supuso nada bueno.
Mientras Eunwoo se dirigió a la azotea a vigilar, Hoseok y Jimin entraron a la sala de fiscales, en tiempo récord cambiaron su mono por un elegante traje y corbatas a juego, con la insignia falsa de su nombre en la mesa de madera esperaron hasta que la presa llegó. Han Seong Tae.

—Oh, Chim, ella es la CEO Han, quien trajo este trabajo para nosotros —parloteaba Hoseok saludando cortes a la mujer y siguiendo el papel.

—¿Qué trabajo? —cuestiono Jimin detrás de las gafas.

—Ya sabes, el caso de la secundaria Jeil, el estudiante que se suicidó dejando en una nota de suicidio el nombre de su hijo escrito...

—Ese idiota loco inculpo a mi hijo —la voz enojada de la mujer apago las palabras de Hoseok —Si se iba a caer, debió caer por sí mismo y morir ¿Por qué escribir el nombre de mi hijo ahí? Mi hijo tomara el examen de universidad pronto, ¡tiene que cuidar su salud mental! —"Ve fuera, el fiscal volverá pronto" se escuchó en el auricular de Hoseok. Quien compartiendo una mirada con Jimin improvisó.

—Tendremos que discutir el caso con algo en el estómago —mientras ellos salían de la oficina, Eunwoo desde la azotea manipulaba el semáforo impidiendo el paso a peatones, entre ellos el verdadero fiscal a cargo del caso, pero no durarían mucho más tiempo. A la vez, Hoseok, Jimin y la CEO Han salían del edificio pasando por el grupo reunido de seguridad que transportaban apresado al hombre de mirada muerta. Un escalofrío traspaso a Jimin.

—¿Por qué no se muda y luego se esconde? Conozco un lugar genial —las palabras susurradas del rubio atrajeron la atención de Han y la mueca conforme de Hoseok. Otro más.


***

—Claro señora Han, estamos en el mismo barco ahora, si sale a la luz la cantidad en esta cuenta nuestro fiscal tendrá que renunciar... si, estaremos orando para el pase de su hijo a universidad —la risa amable de Hoseok llenaba los oídos de los otros dos presentes que caminaban junto a él con maletas en mano y atrayendo la mirada de varias chicas al pasar —Bien, colgaré ahora —el semblante puro del pelinegro fue remplazado por la mueca de satisfacción al cortar la llamada —Rayos, no se aun como pueden creer todo —sus palabras fueron solo ignoradas por Eunwoo quien con audífonos puestos se separó del par mayor.

—¡Oye! ¿ni siquiera dirás adiós? —solo el ademán del menor fue la respuesta al regaño de Jimin —Este mocoso —indignado, con maleta en mano dejo solo a Hoseok y tomo rumbo en otra dirección.

—Si claro, y tú eres igual Jimin —hablo al aire Hoseok, moviéndose a su vuelo.

***



Pasajeros rumbo a Cataluña, estaremos en tierra dentro de poco así que adelante y abran sus persianas que nada se compara al océano desde aquí, y con suerte verán una sirena —los demás a bordo rieron y Jimin solo bufo, ridículo. Sin saber, a millones de pies de distancia, nadando entre delfines y entre el agua pura, Jungkook y sus hermanos y hermanas jugaban y exploraban cerca de la superficie, un destello capto la atención del joven pelirrojo que al llegar entre las rocas, a la fosa acuática, encontró el más lindo collar, su ahora mejor tesoro, solo que era diminuto para su cuello, así que solo en su muñeca logro sujetarlo. La brisa chocó contra el rostro del ser nadador que desde lejos miraba una embarcación pasar, continuando su exploración fue hacia las tortugas y entre juegos llego hasta los peces payaso que en grupo se movían. Algo no iba bien. Pronto las olas comenzaron a dificultarle el nadar y a jalarlo contra su voluntad al extremo contrario, a las costas, en donde un joven rubio contemplaba el día nublado y la tormenta que se avecinaba.
Asustado de la tormenta y la marea, Jungkook nadaba a contra corriente, extremadamente rápido pero sin poder escapar, fue absorbido por esta, tal como si fuera arcilla fue tan maleable entre las olas que perdió la dirección exacta de donde se encontraba, solo las olas y el golpe del agua lo envolvían, en un total caos que lo consumió.


***



Los rayos del sol calentando su pálida piel expuesta lo despertaron, abriendo sus enormes ojos oscuros, Jungkook enfocó el lugar en el que se encontraba. No era su hogar, esto era un lugar demasiado pequeño para serlo, con rocas suaves y blancas en forma recta que retenían el agua que tocaba los dedos de su mano. Un jadeo escapo de su boca al sentirse flotar, era algo extraño ser tan alto, así que bajando la vista las notó. Dos piernas y un pedazo grande de carne colgando de entre ellas. Su reflejo en el agua retenida entre esas rocas suaves y brillantes le devolvió una réplica de sus ojos profundos y asustados, su cabello rojo revuelto y su piel, demasiada piel, expuesta, así que lleno de deleite de sus nuevas partes de cuerpo, se aventó al agua sin ser consciente del sonido de una puerta corrediza. Un Jimin recién levantado salió a tomar el aire pasando por entre el corredor sin notar la forma delgada que destacaba entre su piscina, Jungkook, al notar la presencia de un humano se hundió al fondo del agua cuando el rubio volteo a su dirección, el humano camino de regreso a su habitación sin siquiera prestar atención a la cabellera que lo acechaba con solo unos ojitos fuera del agua.

Un ruido ensordecedor despertó a Jimin de su pequeña siesta, saltando de la cama, tomo una almohada como arma y se aclaró la garganta.

—¿Quién anda ahí? —exigió, al no recibir respuesta salió de la habitación siguiendo la dirección del ruido. Un desastre lo esperaba, migajas del panque que no termino de cenar estaban esparcidas por la mesita de noche y la alfombra. El florero caído con los pétalos regados por doquier, y cáscaras de plátano tiradas en camino hacia su armario, las puertas entreabiertas lo pusieron alerta de inmediato. Armado con la esponjosa almohada, con cuidado abrió las puertas sin ver a nadie dentro, la ropa estaba por todo el suelo y más cáscaras de plátano en toda la habitación, su mejor abrigo tirado llamo su atención así que recogiéndolo lo colgó en su lugar encontrando ahí unos... —¡Dios mío! —un grito salió de su garganta al contemplar las piernas que asomaban de entre sus prendas colgadas, tan fuerte fue la impresión que cayó hacia atrás al resbalar con una cascara. La pateó al ponerse de pie y en modo de defensa se acercó a aquella persona escondida entre los ganchos de ropa, el cabello rojizo era visible, pero Jimin no estaba preparado para encontrar lo que vio cuando arrebató las prendas de su lugar.
Un jovencito pelirrojo con enormes ojos oscuros y cara de bebé, asustado, y con las comisuras de la boca manchadas de caramelo estaba frente a él, perdido y muy... desnudo.

FAUVE //JIKOOK//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora