CAPÍTULO 3

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Solo bastaron segundos para que el chico pelirrojo pegara su cara totalmente a las prendas que le fueron alejadas y ante ese extraño acto de ternura Jimin no pudo evitar soltar una risita, pero la disimulo al volver su atención al niño ladrón.

—¿Quién eres? —preguntó Jimin al toparse de nuevo con los hermosos ojos llorosos que con una risita se volvieron a ocultar —¡Te estoy preguntando quien eres para estar aquí! —subió el tono de su voz —¿Eres chino, japonés? No, tienes toda la apariencia coreana —su enojo aumento al solo recibir muecas que en otra ocasión hubiera encontrado fascinantes. El pelirrojo bajito frente a él parecía intentar imitar los movimientos de su boca al hablar —¿Qué haces? Y por qué estas desnudo... —al hacer un ademán hacia el miembro flácido del pelirrojo, este reacciono asestándole una patada en el pecho que inexplicablemente envió al rubio a chocar con la pared opuesta. Cuando el sofoco de Jimin paso, furioso se levantó del suelo para descubrir que de nuevo el pelirrojo se había escondido solo dejando visibles cabello y piernas... pálidas y jugosas piernas. Sacudiendo la cabeza para evadir esos pensamientos se encamino a grandes zancadas al ladrón siendo respondido por la pose perfecta para el inicio de una pelea. Que divertido —¿Qué tienes en las manos? —su vista se clavó en los puños cerrados del pelirrojo que camino pasitos cortos hacia él, cuando su intención de pasar de largo a Jimin fue clara, este lo sujeto rápidamente de los brazos impidiéndole huir recibiendo de nuevo otra patada que lo arrojó sobre el sofá. Riendo de lo absurdo que era que un chico pequeño y menudito como el precioso pelirrojo lo arrojara con tal fuerza, se levantó como pudo —¿Por qué mi cuello está así? No estiré esta mañana, pero ya lo estoy habiendo ahora... — El crujido ajusto sus huesos de nuevo y camino hasta encontrar al chico en la entrada de su alcoba, de nuevo en posición de ataque —Pero ¿sabes? ¡Es muy temprano para iniciar una pelea! Así que deja en el suelo lo que traes en las manos y vete —mientras seguía parloteando tratando de convencer al pelirrojo, la vista de este fue hacia el mar visible tras las puertas corredizas así que sin pensarlo corrió hasta llegar a su hogar... o claro, hubiera llegado si no se hubiera estrellado en el cristal y caído desmayado.

***


—¿Hola? Por favor, llame a la policía, alguien entró a mi habitación —Jimin sonrió antes de colgar y voltear hacia el pelirrojo sentado en el suelo y con las manos atadas, Jimin le había colocado uno de sus más grandes abrigos para tapar su desnudez —¡Fuiste atrapado en plena acción! —hincándose despacio, sujeto la barbilla del chico y lo miro a los ojos —Ahora, repite conmigo Su-Mi-Ma-Sen —pero claro que recibió solo una sonrisita atontada del pelirrojo, sacando su celular se dispuso a investigar al chico —Ok, mira hacia aquí. Bien —el flash repentino de la cámara del celular de Jimin asusto tanto al menor que cayó de espaldas al piso con las manos atadas sobre la cabeza y llevándose al rubio con sus piernas, dejándolo en medio de estas. El rostro de Jimin enrojeció instantes antes de drenarse de color por completo al encontrarse cautivado por aquel niño que, si no se equivocaba, estaba discapacitado mentalmente, pero fue cuando quiso levantarse que vio las palmas abiertas del menor y lo que tanto escondía este en los puños. Una cerecita maltratada —Oh, cariño... —cereza que inmediatamente el pelirrojo alcanzó con su boca y masticó.

***


—Lo sentimos mucho en serio

—Está bien. Maldición la seguridad apesta —respondió Jimin al oficial mientras veía como el esposado pelirrojo era conducido al vehículo —Disculpe, ¿tienen que esposarlo?

—Seguridad, podría huir —la pastosa voz que le contestó con cierto desdén incrementó la incomodidad que Jimin sentía al ver como el otro oficial recorría al pelirrojo con los ojos.

—Solo digo que él no se robó nada

—Claro, porque lo atrapamos antes de que lo hiciera —dicho eso volvieron a su tarea de jalar del chico que se negaba a apartar la mirada de Jimin. Sin embargo, la expresión que Jimin había esperado encontrar no estaba, solo había una curiosidad e indiferencia que aceleraron su pulso. Bajando la mirada se encontró con los sangrados pies desnudos del chico que parecía no sentir dolor, la culpa comenzaba a abrirse paso en Jimin, que solo regresó dentro para evitar ver como el chico era metido al auto. Lo primero que encontró al desbloquear su celular fueron las fotos que le había sacado al chico antes de caer entre sus piernas, pensamiento que trajo de nuevo un sonrojo, se encontraba eliminando las imágenes cuando algo llamo su atención, un brazalete enorme en la muñeca del precioso desconocido.

***


Un fascinado pelirrojo aplastaba su rostro alternando entre la ventanilla izquierda y derecha de los asientos traseros del vehículo, imitaba cada pocos minutos los sonidos que los neumáticos hacían, incluso el de la sirena de ambulancia, ganándose las miradas confusas de ambos oficiales y las de los transeúntes que se encontraban con el efusivo saludo de la manita del chico. El camino fue largo, pero el chico lo disfrutó, así como disfrutaba en esos momentos encontrarse frente a dos placas transparentes que se abrían cuando él ponía un pie en la suave y esponjosa tela en el piso. Sintiendo una mano en su espalda, avanzó hasta estar de nuevo frente a uno de los hombres que lo habían llevado a ese lugar.

—Así que dime, ¿qué buscabas metiéndote al hotel? —al encontrarse ignorado, el oficial subió el tono de su voz —¡Responde! —pero la vista del pelirrojo ya estaba clavada en el paquete de pañuelos sobre la mesa, lentamente vio como el chico acercaba una mano y sacaba un pañuelo para después sacar otro y otro y otro, el rostro del pelirrojo se ilumino completamente mientras explotaba en risas infantiles al continuar sacando pañuelo tras pañuelo de la cajita, ganándose ciertas miradas del resto de los presentes en la estación. La situación tan absurda fastidió al policía frente a él que azotando las manos en la mesa, se levantó hasta quedar con el rostro del pelirrojo a escasos centímetro del suyo para después gritar —¡No estamos jugando bicho raro! ¿de qué te ríes cuando ni siquiera contestas a mis preguntas? ¿piensas que es una broma? —al sentirse atacado, el pelirrojo aplico la misma técnica que con el chico rubio. Lo pateó dejando al oficial adolorido contra las rejas de una celda y siendo inmediatamente rodeado por sus camaradas, un juguete llamo la atención del pelirrojo así que se acercó a recogerlo, pero no le gustaron los ojos que lo vieron cuando tuvo en las manos su nuevo juguete.

—Calma, clama chico, baja esa arma —¿arma? Confundido de que todos ahí se agacharan cuando les mostró ese objeto, lo soltó, y regresó a jugar con la cajita olorosa que hacía magia.

***


—¡En serio Jimin! ese brazalete tiene al menos 400 años de antigüedad. De jade puro, si es real, valdría más de 6 billones de wons.

—¿Estás seguro Hope?

—Tendríamos que verlo ¿pero de quién es? ¿Estas con esa persona? —ante el silencio de Jimin, Hoseok continúo contándole lo que había investigado —El brazalete tiene caracteres chinos grabados Pu Zhimín. Creo que es el nombre de alguien —los apresurados pasos de Jimin se detuvieron al sentir un tirón en su pecho.

—¿Pu Zhimín?

—¡Ah! Jimin que suerte, te vas de vacaciones y encuentras esto ¿Qué vamos a hacer? ¿debería ir a... —la finalización de la llamada puso fin a las preguntas de Hoseok dándole algo de paz a la martilleante cabeza de Jimin. Algo acerca de ese nombre le trajo escalofríos. Cuando el dolor pasó, retomo su camino y subió los escalones hasta entrar a la estación de policías. Sin embargo no estaba preparado para la furia que sintió al encontrar al pelirrojo dormido en suelo de una celda siendo observado tan lujuriosamente por un obeso en la misma celda.

—Oye ¿Qué haces aquí? No tenemos más preguntas que hacerte —el mismo oficial que había acudido al hotel lo estaba interceptando ahora.

—Él no robó nada, por favor, déjelo salir

—Chico, tu no me dices que hacer —de acuerdo, otro caso a la lista de Jimin. Ojos calibrados, frente arrugada, exaltación, inestabilidad emocional —Y tú fuiste quien nos llamó para reportar allanamiento —argolla de boda nueva, pistola enfundada y vacía, precaución baja. Utilizaría la unión para persuadir, así que como rutina, saco el encendedor mientras le sonreía al hombre.

—Él no es un extraño —el fuego del encendedor cambiando entre los dedos de Jimin fue lo que logro llamar la atención del oficial que cautivado quedo por la llama —Él es mi esposo, acabamos de casarnos, mire —llevando con su mano el encendedor, Jimin señaló hacia la celda del pelirrojo que se encontraba ya de pie viéndolos a ambos. Los ojos del oficial entonces observaron en lo que antes no había reparado, el salvaje pelirrojo estaba vestido con un traje blanco impecable y un ramo de flores colgaban de su mano —Necesitamos estar en nuestra luna de miel, pero no podemos porque está atascado aquí —continuó Jimin con falsa angustia en su voz.

—¡Lo siento mucho! Lo liberaré enseguida —abierta la celda, Jimin se acercó y cargó al pequeño pelirrojo que asustado se aferró a las solapas del traje de Jimin, recibiendo la sonrisa y los aplausos del hipnotizado oficial que los felicitó hasta perderlos de vista tras salir de la estación, sin ser consciente de como el obeso de la celda luchaba por salir también.

FAUVE //JIKOOK//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora