CAPÍTULO 1

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El sol besaba al cristalino mar, los desastres que había ocasionado la tormenta de la noche pasada parecían olvidados tras la fortuna que los habitantes presenciaban, decenas de peces varados en la costa parecía ser la indemnización por la pérdida de bienes, a lo lejos un grupo de hombres humildes se encargaban de llenar sus cestos con peces que serían el alimento de su familia.

—¡Solo recógelo rápidamente! —hablaban entre asombro y prisa

—Vaya, ¡es una cosecha completa! ¡Un año de abundancia!

—Nunca he visto algo como esto —eran unos de los tantos susurros que la gente del pueblo hacía eco. El primer error de aquel grupo de hombres fue dirigirse hacia la cueva entre las rocas, frente a la costa, en donde un chico pelinegro se recuperaba de sus lesiones. Los espasmos y tronar de huesos sacudían al joven cuerpo, la respiración pesada y desigual era el único sonido. Los hombres continuaron su camino, siendo curiosos por los pequeños cangrejos que hacían guardia al inicio de aquella cueva, cangrejos y... escamas.

—Vengan rápido —llamo uno de los hombres al captar un movimiento, se adentró seguido de su grupo a aquel refugio, el chico pelinegro escucho los pasos acercarse cada vez más pero su larga cola aun no lograba secarse. Ante varios ojos curiosos, el joven alzó la vista, que junto con su brillo y su desnudo torso atrajo la atención de los pescadores, quienes, al cerrar la distancia, vieron por fin lo que estaba frente a ellos.

—¿Es un ser humano o un pez? —fue la interrogación que el chico pelinegro asimilo como su condena. Y el segundo gran error del grupo de hombres había sido notificárselo a la realeza.

***


Ataviado con sus prendas lujosas, marcaba el paso apresurado el hombre que seguía la estela de su ambición, en cautiverio y con arañones en la piel, se exhibía cual animal aquel chico tritón que había sido capturado. La lujuria y avaricia brillaban en los ojos del hombre que a sus espaldas se encontraba, con la mano a centímetros de la piel del chico.

—¡Cuidado mi señor! —lo saco del trance el partero detrás de él.

—Ah, ¡me asusto!, ¿por qué?

—Dicen que, si se toca a una sirena sin precaución, la sirena tomara el alma del ser humano y borrara su memoria —explicaba el partero a su majestad, quien escéptico negaba.

—¿Qué clase de tonterías son esas?

—He oído que es una manera... las sirenas se defienden contra los humanos. He oído que algunos marineros se volvieron locos tacándolas —con cada palabra, el semblante imperturbable del alteza Kang, flanqueaba y la duda comenzaba a hacerse notar; aun así, la ambición era más poderosa.

—Bueno, eso no importa ya que no voy a utilizar las manos en él, pero... usando una espada... —el brillo de los ojos del tritón llamo la atención de ambos hombres, la mirada que desafiante se clavaba en ambos —¿nos entiende? —y el rostro blanquecino del muchacho volvió su vista lejos de aquellos crueles humanos —de todos modos, tengo la intención de llegar a un gran trato con ustedes —la risa rasposa y podrida de Kang acompañada de la de los crédulos pescadores sellaron el acuerdo monetario —Mark, ¿la preparación de la fiesta va bien? —pregunto a su primero al mando.

–Sí, señor —con sumisión, el antes nombrado bajo la mirada

—¿Cuándo llegara el recién nombrado jefe de la ciudad?

FAUVE //JIKOOK//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora