Capítulo once.

201 37 75
                                    

Niall y Sidney se fueron cómo a las seis y media, alrededor de esa hora. El plan era que los tres se quedasen a dormir en casa de Harry para hacerle compañía, pues Anne tenía turnos de noche en el hospital, pero —a propósito— sus dos amigos se habían negado. Y Louis había aceptado. No podía sentirse más nervioso.

La música seguía sonando bajito, pero entre ellos había un peculiar y tenso silencio generado gracias a encontrarse los dos solos, sin nadie alrededor que hiciera algo para cambiar eso.
Harry estaba boca arriba en la cama, apoyado sobre sus codos, mientras veía la espalda recta de Louis y su perfil. Mordió su labio levemente, buscando maneras de cortar la incomodidad, pero... no, no tenía nada.

Por otra parte, Louis no había dejado de pensar en lo que Sidney había dicho. Pudo haber sido una broma solo entre ellos dos, entre Harry y Sidney, pero reconocía el nerviosismo en la voz. Y Harry se había puesto increíblemente nervioso, ¿qué era lo que escondía?. Se preguntaba si realmente Harry estaría saliendo con alguien, y si fuera así, por qué no se lo había dicho a él. Se suponía que entre ellos no había secretos, era una simple... una muy simple pero significativa promesa que se habían hecho.

Jugaba con sus manos, como si eso fuera a calmar su ansiedad. Estuvo a punto de decirle a Harry que mejor debería irse, cuando sintió una mano posarse sobre su espalda. Sintió un ligero escalofrío.

—Espérame aquí, Lou, no tardo.

A Harry se le había ocurrido una idea.

Así que fue hasta la habitación de sus padres, se trepó en la cama y abrió una puertita corrediza en la parte de arriba del armario. Sacó una funda negra con bastante polvo encima, abrió el cierre y sacó una guitarra acústica. Estaba vieja, con varias marcas pero sin duda funcionaba.

Pasó la púa y para su suerte, aún seguía afinada. Corrió hasta su habitación, de repente con el mejor ánimo del mundo. Le tocaría una canción a Louis.
Cuándo llegó, este estaba acostado sobre su cama, con las manos entrelazadas sobre su abdomen, moviendo los pulgares de arriba a abajo. No estaba de más decir que se veía demasiado tierno e inocente.

—¡Mira lo que traje! —se pegó en la frente—. Soy un idiota.

—Le suele pasar hasta a mi madre, descuida.

—Escucha —volvió a pasar la púa por las seis cuerdas, y se sentó como un indio en la sillita de madera, frente a Louis.

—¿Acústica?

—Ajá —dijo, moviendo su mano izquierda y recordando una de sus canciones favoritas.

—¿Y sabes tocar?.

—Estás hablando con un profesional, Tomlinson —habló con superioridad y egocentrismo fingido, esbozando una sonrisa tímida y tocando suavemente el primer acorde—. ¿Conoces Another Love?

—¡Qué pregunta! Creí que lo sabías. Es mi canción favorita.

Harry frunció ligeramente su ceño.

—¡No es cierto, dijiste que The One That Got Away era tu favorita! ¡y ni siquiera son los mismos cantantes!

—¡Pues no puedo tener una sola canción favorita! —exclamó, cruzándose de brazos. Le encantaba discutir con Harry.

—Ya. —Harry comenzó con la melodía. Tan... deprimente. Es de esos ritmos que te vuelven vulnerable y provoca que te sientas vacío por dentro, ese vacío que jamás creíste que sentirías. E inclusive aunque no tuvieses algo a lo que llorarle, es la misma reacción en el cuerpo. Era como estar flotando en un mar de problemas mezclado con paz y tranquilidad, imposible de describir pero sin duda un sentimiento.

Mi adorable lector - [Larry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora