Adaria
Es mi destino, mi horrible destino es ser una muñeca.
Cierro los ojos con fuerza, pero antes de que ocurra lo peor, oigo unas puertas romperse, así que los abro cuando mi subastador se sale de sobre mí.
—¡¿Rells?! —expreso aprendida al verlo.
¿Cómo es que llegó tan rápido aquí y me encontró? ¿Cómo lo supo?
El bosque está muy lejos.
El hombre lobo le pega a Trevin, me desata, agarra mi mano y entonces comenzamos a correr, así que otra vez estamos escapando.
Salimos del edificio, huimos entre los callejones, llueve a cántaros y los hombres de Trevin nos persiguen.
—¿Cómo es que estás aquí? —formulo cuando logramos escondernos detrás de una pared—. Los hubieras golpeado, ellos son humanos y tú un hombre lobo.
—Son muchos aclara, además estoy sin tiempo. —Respira agitado y miro al cielo, notando la cantidad de nubes—. Imposible, no la verás, está tapada por toda esa nubosidad, pero eso no evitará que la luna llena esté allí pronto, en la posición correcta.
Bajo la vista de nuevo a sus ojos.
—¿Cómo llegaste? —insisto.
—Crucé un portal, al parecer la fábrica Crawford es un puente a otros mundos. No sé qué pasó ahí, pero algo creó una distorsión. Hay un bucle dimensional, que te puede llevar a cualquier parte, así fue como llegué hasta aquí.
—Entonces Treo tenía razón —afirmo recordando—. Es el lugar indicado para huir, nos enviará lejos, lejos de nuestras maldiciones.
—Quizás tengas razón, después de todo este mundo es el que nos hace malditos.
—Sí. —Asiento.
—Mierda —se queja de repente.
—¿Qué ocurre? —expreso preocupada—. ¿Ya es momento?
—Sí, será mejor que te alejes.
Rells se va corriendo y veo como los hombres nos detectan al mismo tiempo, entonces decido subirme a unas escaleras de emergencia. Mientras noto a los individuos acercarse, elijo mantenerme quieta sobre unas rejas y en ese mismo instante oigo un aullido.
Se ha transformado.
ESTÁS LEYENDO
Malditos
ParanormalElla siempre ha sido subastada. Él fue obligado a aislarse de los suyos. Dos almas que se conocen en la maldad de un mundo oscuro. Las cadenas que los unen pueden destruirlos en pedazos. *Por Viviana Valeria V.