Rells
Muertos se levantan de los escombros y empiezan a perseguirnos. Parece que activamos algo sin darnos cuenta, por suerte no solo a esas criaturas, también se abrieron los portales.
—¿Cruzamos? —le pregunto a Adaria.
Ella asiente.
—Nada puede ser peor que esto.
—O que estar malditos. —Me río.
Nos tomamos de la mano y pasamos al otro lado, una vez lo hacemos esas criaturas se desploman, como si nuestra presencia las hacía despertar, acto seguido se cierra el portal.
—Es... ¿Una playa? —Observa Adaria.
—Parece —contesto y luego señalo su brazo—. Mira.
—¡Está sangrando! —Se sorprende, emocionada.
—¿Por qué estás feliz? —pregunto y me apresuro a romper la manga de mi chaqueta para tapar la herida—. Te puedes desangrar.
—Sí, pero ya no se está convirtiendo en plástico.
—¡Tu maldición! —Reacciono—. Ya no está.
Ella asiste.
—Exacto ¿Y la tuya?
—Supongo que habrá que esperar a la luna llena —sugiero, luego miro la ciudad a los lejos—. Mientras hay que averiguar cómo es este mundo.
—Un mundo distinto.
—¿Averiguamos? —Le ofrezco mi mano otra vez, la cual solté cuando me preocupé por su brazo.
Acepta mi gesto y nos vamos corriendo hacia la ciudad. Dejamos todo atrás, una nueva vida comienza, olvidándonos de cosas que hubiera sido importante saber. Aunque para empezar otra vez, no es necesario responder algunas preguntas.
El fin.
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Malditos
ParanormalElla siempre ha sido subastada. Él fue obligado a aislarse de los suyos. Dos almas que se conocen en la maldad de un mundo oscuro. Las cadenas que los unen pueden destruirlos en pedazos. *Por Viviana Valeria V.