Antes de que el pueda decir algo, un doctor entró a la habitación y me sonrió, era un señor de mediana edad, demasiado atractivo, amo a los hombres con la barba rasurada, pero no del todo, como cuando recién les empieza a crecer, los hace un poco mas especial, a mi vista, no me importa si sos feo, con la barba recién rasurada, sos todo una lindura, estaba vestido con el respectivo traje blanco de los doctores , dirigió la mirada hacia el hombre que estaba a mi lado- Señor Swalt tiene que salir, así puedo revisar a su esposa - "Esposa" lo mire rápido con la boca abierta, en enseguida captó mi mirada pero no pude decir nada ya que enseguida, como un flash, salio del cuarto.- Muy bien señora Swalt -Se acercó a un costado de la camilla sacando de su bolsillo una pequeña linterna del- Abra los ojos.
Pasaron como 20 minutos desde que el doctor del hospital había entrado y me estuvo revisando y preguntadome cosas para saber si tuve alguna pérdida de memoria- Bien señorita, usted está bien, en 2 horas ya puede salir del hospital, no tiene ningún problema por suerte, solo tiene que tomar algunos medicamentos si es que siente dolor en el cuerpo, ya que tiene varios hematomas -Me sonrió y se paso muy sexy y lento la lengua por los labios- También su esposo tiene que pasarle algunas cremas por estos, ya que podrían empeorar o simplemente tardar mucho en curarse y salio del cuarto, yo seguía sin entender porque estaba ahí y las dos simples palabras "Su esposa". A los minutos veo como entra Swalt a la habitación cerrando despacio la puerta y acercándose a mi.
¿Que haces acá? ¿Y porque me llamaron "Su esposa" -Fue lo único que le dije, haciendo comillas en "Su esposa" y mire hacia en frente de la habitación, sin poder mirarlo a la cara, me daba vergüenza todavía lo que me había repuesto en su despacho.
El suspiro y me dijo en susurros- Ibas por la calle y estabas distraída -Rodeo la cama y se sentó en el sillón donde antes estaba leyendo- no le diste tiempo de frenar a mi chófer -Se maso la mano por el pelo como nervioso- Después de eso te reconocí y te trajimos a el hospital donde yo me atiendo y se que están los mejores especialistas de Buenos Aires -Me quede atenta escuchándolo. Pero al mismo tiempo mirando en donde estaba, oh por dios Julieta nunca habrías pensado estar en un hospital de esta categoría o mejor dicho nunca lo podrías pagar, termine de mirar todo con lujo de detalle y lo mire a él, el cual me estaba mirando- Y lo de "Su esposa" -También se refirió a eso haciendo comillas- No tienes mi apellido para decir que eres una hermana o familiar cercano, así que solo te anote como mi esposa.-
¿Se puede retirar? Quiero cambiarme e irme -Dije sin mas, el frunció el ceño cuando me empecé a sacar los pequeños tubitos que tenia por todo el pecho y las muñecas. Me miró serio, mas serio de lo común, como queriendo reprocharme algo, pero solo con mi mirada le dije "No digas nada, chau" y sin decir nada más se retiro.
Me termine de sacar todo y despacio, sin fuerzas me senté en la camilla tratando de recordar lo que había pasado ese día que tuve el accidente, me levanté y vi un puerta al lado de la puerta que llevada a los pasillos del hospital, la abrí despacio y atrás de ella había un lujoso baño, con una lujosa bañadera y un lujoso tocador, podemos destacar que entre este baño y la habitación, superan todo mi mini departamento, el cual me compro mi tía antes de morir, para que yo no tuviese que estar a su cuidado, no me quejo de que me haya comprado un departamento tan pequeño cuando estuvo pagando la hospitalización y medicamentos de mi padre por su enfermedad.
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Obligada a ser secretaria.
Teen FictionJulieta Wilson, tenia de 17 años. Una chica lindo, dulce y siempre. A ella no le importaba estar maquillada, ni tener la ultima ropa, ni los últimos celulares. Su economía era de media a baja, mas baja que media, pero ella sabia que si pedía algo lo...