t r e s

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D O S.

Destino Rosell Pov's.

Blanco.

Destellos.

Gritos.

Balas.

¿Qué pasa?

—¡Destiny! ¡Despirta! —el sonido es lejano... Y suave, como una espuma entrando por mis oídos—. ¡Sam levantala!

¿Qué?

—Espera, dejame entrar el sistema para bloquear las entradas.

Poco a poco voy abriendo los ojos, pero la luz cegadora proveniente de los tubos de luz en el techo me obligan a parpadear un par de veces.

—¿Destiny? —es Sam—. Tranquila, no te levantes aún, espera unos segundos.

Frunzo el ceño y me reincorporo de todas formas. Estamos en una especie de laboratorio, lleno de computadoras, cables, tubos de ensayo, papales y otros aparatos que no logro distinguir. Gabe está en la puerta, sosteniendo un arma. Sam está tecleando rápidamente en unos tres teclados, observando las pantallas y a mí intercaladamente, con las cejas juntas.

Oigo como afuera resuenan los pasos de unos pesados bototos, y como voces de otros idiomas se mezclan con el murmuro general. No tengo tiempo para pedir explicaciones ni para asimilar nada, porque por una puerta ubicada en una esquina -la cual no había notado- entran un grupo de soldados, uniformados y armados.

Sam teclea con desesperación, susurrando entre dientes un "vamos, vamos, vamos...". Gabe apunta a los soldados con el arma, y se pone frente mío.

Uno de los soldados, con el cabello rapado al cero y la piel aceitunada, saca del bolsillo de su chaqueta una cosa negra. Me pongo en alerta, y parándome rápidamente me ubico tras Gabe, que respira pesadamente.

—Comandande Jack, pelotón Shadow's. —dice el uniformado, con los labios juntos y finos, mientras levanta el brazo y muestra una placa brillante—. Tienen que venir con nosotros, la misión se ha adelantado.

—¿Qué? —dice Sam, dejando por un segundo de mirar la pantalla. Su rostro pasmado muestra total confusión—. ¿Y el comandante Lawson?

—Las preguntas serán respondidas cuando estemos en un lugar seguro, ahora muevanse.

—Espera. —la ronca voz de Gabe hace eco en la habitación—. ¿Cómo sé yo que podemos confiar en ustedes?

—Las preguntas serán respondidas cuando estemos en un lugar seguro, ahora muevanse. —repite Jack, con un tono más impaciente.

—¿Y qué si...?

—Gabe. —lo interrumpo, y él se voltea a verme—. Solo vayamos.

Sam pide unos segundos y de pronto un fuerte "click" retumba en las paredes.

—Tenemos diez minutos antes de que se cierren las puertas, ahora a moverse. —dice, y le lanza una mirada cómplice a Jack, como si esto ya estuviese planeado.

Nos comenzamos a mover con rapidez, y mi cabeza martillea por el abrupto comienzo de movimiento, luego de haber estado quizá cuanto tiempo inconsciente.

Doblamos por un pasillo oscuro, y nuestros pasos hacen eco en las paredes. Jack da instrucciones, y Gabe junto con Sam no paran de cubrirme con sus cuerpos, por lo que comienzo a respirar rápidamente por la extraña sensación de encierro.

—¡Allí es! ¡Salid, salid, rápido! —grita uno de los nueve soldados, apuntado el umbral de una puerta que da hacia el exterior.

Todos comenzamos a salir en orden, y Sam, Gabe y yo somos los primeros.

—¡Alyx enciende las maquinas, vamos a partir ahora! —otro grito, del que distingo podría ser Jack.

—¡Enseguida!

Todo es gritos, pasos, balas y movimientos bruscos. Me percato de que por la puerta que acabamos de salir se puede ver una silueta delgada, algo femenina. Entrecierro los ojos para ver mejor, mientras que Gabe aprieta mi brazo gritándome que me entre a los camiones. Me esfuerzo, y logro ver el fino cuerpo de Brenda, que ahora está un pie más afuera, y como a diez metros de mí. Mi corazón se detiene. Una mancha roja se comienza a expandir por su bata blanca, a la altura de sus costillas, la cual ella aprieta con sus delgadas manos.

—¡Brenda! —grito, con la voz desgarrada, y siento como si todo se detuviera.

—¡Destiny no tenemos tiempo! Sube al camión. —Sam me toma por los hombros, pero logro escabullirme y correr en dirección a Brenda, la cual tiene la piel pálida y los ojos acuosos.

—¡Maldición! —exclama Gabe, mientras corre hasta pasarme, y llegar luego de unos segundos al lado de Brenda. Pasa sus manos por debajo de sus rodillas y espalda, y la levanta como si aquella fuese una pluma.

—Gabe, nos han encontrado. —grita Sam, a unos pocos metros tras mío. La mayoría de los soldados se ha entrado en los camiones, y entra un escuadrón de trajes grises, lanzando balas por todos lados. Me agacho y Sam lanza al piso un arma, la cual empuja en mi dirección, mientras él apunta con la suya y dispara sin más.

Gabe corre rápidamente con Brenda en los brazos, que se queja de dolor. Tomo el arma fría en mis manos y gateo a unos contenedores a pocos metros de un camión. Me escondo allí mientras oigo la guerra de balazos zumbar en mis oídos.

Piensa, Dest, piensa, me digo, mientras inhalo y exhalo con pesadez. Observo mi alrededor, los soldados grises se esconden tras unos galones de gasolina, que hacen la función de escudo. El pelotón shadow's, de negro, lanza balas desde los camiones y algunos ocultos tras los contenedores como yo.

Piensa, maldición, piensa.

Diviso a Gabe cojeando a pocos metros del camión más cercano, unos soldados salen y lo ayudan a subir. Brenda ya está dentro, supongo.

Balas, balas, y más balas. Son como mini explosiones... ¡explosión!

Me ubico en posición para disparar, ocultando mi cuerpo y dejando libre solo mi cabeza y mis manos, las cuales sujetan aún el arma que me ha dado Sam. Apunto a los barriles de gasolina, y hago cuenta regresiva: 3...2...¡1! Y de pronto ¡boom! Una enorme explosión estalla en el lugar. Gritos, hay muchos gritos y la lluvia de balazos cesa.

—¡Destiny, un maldito minuto! —grita Gabe desde el camión.

Mis oídos palpitan cuando corro, y siento el corazón latir en mi garganta. Me duelen los músculos, y mi cabeza amenaza con explotar. Siento que alguien toma mi mano, pero ya no estoy lo suficientemente consiente como para saberlo.

*

Últimamente, el despertarme luego de haber estado inconsciente se me ha hecho familiar. Luego de aquel tiroteo, nos hemos ido en los camiones justo a tiempo antes de que las puertas se cerraran, y los soldados grises se han quedado dentro.

Intento no pensar en la explosión, ya que aquello me causa dolor de cabeza, pero no puedo evitarlo. He matado. Pienso. Soy una asesina ahora.

—¿Estás bien? —la voz de Sam me tranquiliza un poco, y los grillos cantando en la oscura profundidad de la noche apacigua mi cólera.

Asiento con la cabeza y esbozo una sonrisa.

Luego de cinco horas de viaje, y de habernos asegurado de que nadie nos seguía, nos hemos estacionado a la ladera de un espeso bosque. La mayoría de los soldados se sienta alrededor de la fogata a beber y a comer. Yo he perdido absolutamente el apetito.

Por otro lado, Brenda se ha quedado en uno de los camiones junto a algunos pocos heridos. Gabe está allí también, ya que le ha llegado una bala en el muslo. No hay manera de que no me pueda sentir culpable, yo los restrasé a todos he hice que llegaran los soldados grises, que ni idea tengo de quienes los pudo haber mandado, y aquí nadie parece tener respuestas.

—No has hecho nada malo y lo sabes, ¿Verdad? —prosigue Sam, sentándose a mi lado.

—Sí, lo sé. —respondo, con la voz baja y ronca—. Sólo estoy algo agotada, eso es todo.

Oh, claro que no lo era, pero a esas alturas, poco me importaba lo que pensaran los demás respecto a mí o a mis preocupaciones.

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⏰ Última actualización: Jun 14, 2015 ⏰

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