Capítulo 8

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-Le prometo que estoy bien señor Grey -Gail, ahora en su cama y con una herida suturada y vendada en la cabeza, le sonrió tan calmada como siempre- descansaré como me lo han indicado y mañana estaré como nueva.

-Nada de eso, tómate al menos una semana de descanso, te lo mereces.

-Fue un buen susto -Taylor la tomaba de la mano sentado a su lado- de alguna forma te obligaré a quedarte en calma unos días.

-Gracias -ella se sonrojó y carraspeó- ¿atraparon al atacante?

-No, pero con su denuncia y con los policías rodeando la casa será más que suficiente para meterlo de nuevo tras las rejas -dijo uno de los agentes que vigilaba desde la puerta- no pudo ir lejos, el helicóptero de rastreo llegará en seguida y será más fácil dar con él.

-Es demasiado escurridizo -Christian frunció el ceño. 

-Lo atraparemos muy pronto -Taylor se levantó de la cama y tomó su pistola con decisión- no lo dejaré escapar esta vez.

-Vamos entonces -uno de los oficiales también desenfundó su arma- rodearemos la casa mientras el resto revisa el perímetro.

Antes de que todos salieran de la habitación, Taylor detuvo a su jefe y se sacó otra de lar armas, una que llevaba cerca del pecho, le quitó el seguro y se la entregó.

-Sé que no le gusta ir armado señor, pero es necesario ahora mismo.

-Yo no sé... si pueda dispararle a alguien.

Sin esperar a ver si se decidía o no, le puso el arma en la mano, Christian hizo una mueca.

-Ese hombre viene por la señora Grey, no dudará en atacarla, usted no debe dudar en defenderla.

La mano de Christian se aferró a la culata del arma, asintió y sin mirarlo de nuevo comenzó a avanzar hacia la parte que conectaba con la casa grande, había al menos diez oficiales de policía hablando sobre cómo dispersarse y cómo actuarían para la captura, a lo lejos sonaban las hélices de un helicóptero acercándose, lo mejor en ese momento sería ir a ver a Ana para asegurarse de que estaba bien y decirle que Gail no corría más peligro, seguro estaría asustada, no quería causarle preocupaciones por el bien de ella y del bebé, lo mejor sería sacarla de ahí, llamaría a Andrea para que prepararan el jet y poder salir de la ciudad, o quizá mejor del país por unos días, estarían más seguros y tranquilos.

-Todo despejado -escucho la voz de Sawyer al entrar a la casa- sí, volveré a la puerta ahora mismo.

-¡Sawyer! -prácticamente corrió hasta él- ¿Qué haces aquí? ¡No tenías que separarte de Anastasia!

-Se-señor, uno de los policías me dijo que hiera un barrido de la casa a toda prisa, no hay peligro aquí dentro.

-No me importa, te di una sola indicación, maldita sea -pasó a su lado para subir a toda prisa- ¿Anastasia?

Pasaron unos segundos y no hubo respuesta, maldijo de nuevo, miró en cada habitación sintiéndose más y más tenso, le hormigueaba la piel de la nuca, algo no iba bien, iba a despedir a Sawyer una vez que encontrara a su esposa, estaba buscando sacar el móvil cuando algo lo detuvo, miró por una de las ventanas que daban al prado, todo su cuerpo entró en tensión cuando vio la silueta de su esposa de espaldas, mirando hacia los árboles.

Con él, mirándola de frente.

El número tres.

Las manos le temblaron cuando aferró el arma con fuerza, no había tiempo de pensar, la vida de Ana estaba en peligro, de ella y de su bebé, pero aquella basura humana intentaba hacerle daño, aquella comadreja escurridiza había logrado su cometido. Pero no iría más lejos.

Levantó la ventana en un segundo, ninguno de los dos lo miró, apuntó lo mejor que pudo y lanzando una oración para no errar el tiro, disparó.



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-Nunca te quise hacer daño, solo quería ver que estuvieras bien, solo quería protegerte a ti y a tu madre, eras una joven muy hermosa, ingenua y virgen, ¿Quién mejor que yo para...?

Un horrible sonido no me deja escuchar la última frase que él me dice, instintivamente me cubro los oídos y me encojo lo más que puedo, empiezo a escuchar personas corriendo, un helicóptero a lo lejos, las piernas me tiemblan demasiado pero pronto alguien me sostiene.

-¿Señora, está bien?

-¡Se escapa, refuerzos!

Hay un alboroto al rededor, me siento mareada y confundida, miro a todos lados, los policías corren entre los árboles, veo a Taylor hablando por el móvil cuando pasa a mi lado, el policía que me sostiene comienza a guiarme a la casa, ahí es cuando alzo la vista y lo veo, a Christian pálido mirando al sitio donde disparó, conmocionado.

-¡Christian! 

No se mueve, miro hacia atrás y mi corazón late desenfrenado al ver al número tres esposado y sangrando, todo el brazo izquierdo está lleno de sangre, grita y se revuelve, no quiero verlo más, nunca más; dentro de casa voy directo a las escaleras, Christian sigue inmóvil en el  rellano, una pistola cuelga de su mano, se la quito despacio, la dejo en el suelo y me abrazo a él tanto como me lo permite la barriga.

-Estoy bien, estoy bien... lo hiciste bien, hiciste lo correcto.

-Le disparé.

-Y el muy maldito casi se escapa -le tomo el rostro con las manos- mírame, por favor.

Tarda un poco, pero al final lo hace, al verme se estremece y me abraza, con fuerza, por fin, el peligro se ha terminado.

-Lamento interrumpir señor y señora Grey -Taylor, al pie de las escaleras acompañados de más policías.

-¿Qué pasa? -pregunto, nerviosa.

Él carraspea y lleva los brazos atrás, como un militar.

-Tenemos que llevarlo con los oficiales, a la comisaría.



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Dos semanas de retraso todo por culpa del trabajo :c lo siento, pero hoy tienen el final!

El No.3 ||Christasia||RelatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora