Hagámonos un favor - Juan Pablo Villamil - MORAT

CAPITULO 2

CAPÍTULO 2

Intento memorizar por no se cuanta vez la foto de perfil en Tinder de Paloma. Anoche no hablamos mucho. Simplemente quedamos en vernos en una cafetería que queda cerca de un centro comercial reconocido de la ciudad.

"Entre más público el lugar, mejor" -escribió ayer Paloma cuando hizo la elección del lugar. Yo no estaba muy convencido, pero también debo entender que tanto para ella como para mí es mejor que estemos rodeados de personas por si se presenta lo que no deseamos mis amigos y yo.

Isa como papá del grupo, no estaba muy seguro por lo fácil que se dio todo: primer match, conversación con cita sin perder el tiempo y listo. Era todo lo necesario que debía saberse.

Bajo del carro y cruzo la calle para entrar a la cafetería verificando que mi ubicación en tiempo real esté funcionando y mirando a todos lados para comprobar que mis amigos estén actuando de forma disimulada. Los localizo en una de las mesas que están al lado del gran ventanal de vidrio.

Última bocanada de aire y pongo un pie dentro del establecimiento. Enseguida el olor a café y caramelo se adueñan de mis fosas nasales, haciendo que mi estómago pida algo que lleve eso. Comienzo a buscar detalladamente una melena castaña acorde con la foto. ¡Bingo!, Paloma está sentada en una de las mesas del fondo entretenida en una computadora, en la cual teclea de forma rápida y algo ¿agresiva?

Pido al cielo que, sí ha de tener rabia, no se desquite conmigo. Antes de decir palabra alguna cuando estoy a su lado, pego un pequeño brinco por el fuerte sonido que emite su computadora al cerrarla. ¿Con qué tipo de fiera he venido a encontrarme? Algo me dice que fue muy mala idea crear el perfil en Tinder y comenzar este circo.

Carraspeo para llamar su atención y cuando levanta la mirada me mira sorprendida por unos segundos. Se aclara la garganta y se presenta de forma torpe. La fiera que vi hasta hace unos instantes ha desaparecido y en su mirada se refleja vergüenza junto a tristeza y decepción. Todo lo anterior está acompañado de ojeras notables que dan a entender que lleva días sin dormir.

- Por favor, vayamos al grano -dice luego de darnos la mano y haberme presentado. Algo dentro de mi agradece que no reconozca quien soy, aunque tarde o temprano deberá enterarse sobre mí y Morat, para poder llevar a cabo el trato.

Abre nuevamente su computadora y me sorprende que aún funcione. Abre un archivo en Word y comienza a teclear de forma rápida lo que piensa que es necesario para redactar el contrato; mientras hace esto frunce el ceño e intenta concentrarse en lo que hace.

Miro hacia las demás mesas para darle tiempo a que termine, mientras Yellow de Coldplay suena de fondo. Temazo.

Desde que llegué no me había permitido detallar a Paloma por evitar cometer error alguno. Es una mujer demasiado atractiva, lo que me genera preocupación... creo que he visto demasiadas películas de asesinatos e Investigation Discovery, puesto que durante los minutos que he durado sentado en la mesa se me han pasado diversas posibles escenas de cómo puede terminar este encuentro. Un escalofrío recorre mi columna e intento disimular.

Dirijo mi mirada hacia donde están mis amigos y estos están atentos ante cualquier movimiento. Sus caras también transmiten preocupación y confusión.

El cabello de Paloma es castaño, abundante y largo. Fascinante. Sus ojos color miel combinan perfectamente con su cabello y piel. Según lo que mi mente ingeniera puede calcular, mide aproximadamente 1.70 cm o más.

- Perdón, ya terminé de redactar el borrador del documento -deja el computador a un lado y fija su mirada en la mía, acomoda su cabello y toma pose de negociante- Quiero ser clara desde un principio: no hago esto por dinero, si decidimos hacer el papel de novios debemos hablar de límite, no me acostaré contigo y siempre que ocurra algo como citas, cenas o yo que sé, debemos avisar con tiempo -miro sorprendido a Paloma. Es una mujer decidida y sin ganas de perder el tiempo.