Capítulo 1

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Dolor. Eso es lo primero que pienso cuando comienzo a venir en sí. Tengo un fuerte dolor de cabeza y tengo el cuerpo entumecido, casi no siento mis extremidades. De repente comienzan a venir a mi mente los recuerdos. Mi rutina diaria, al igual que el análisis de mi vida matutino, Lucy, la calle, el auto, mi secuestro.
Ohhh!!! Dios Mio estoy secuestrada. Abro los ojos y me encuentro en una habitación que por el olor rancio es más que obvio que no soy la primera persona en pasar por aquí. Por un momento tuve la ingenua esperanza que no hubiera nadie, pero en el medio de la habitación sentado en la única silla de la estancia hay un hombre. Lo primero que me llama la atención es que no tiene nada que tape su cara. Pienso en las pelis y eso generalmente pasa cuando el final de la víctima es la muerte. De todas maneras no me hago muchas ilusiones.

- Me alegro que hayas despertado- dice de repente evitando que siga divagando. Caigo en que tiene una voz gruesa que acompaña su aspecto. Se me hace un poco incómoda su presencia y aunque me intimida no siento miedo. El sujeto es de tez oscura como los moros, lleva el pelo largo sobre los hombros, especulo, porque lo lleva un una coleta baja. Es alto, bastante, se nota a pesar de estar sentado. Yo diría que 1.90 más o menos. Es ancho, mucho, por dónde quiera que mire es puro músculo. Está vestido como Rambo en sus primeras partes. La verdad si lo pienso bien. Es la imagen del perfecto mercenario. Me causa mucho respeto.

- Aa..gu.a- trato d decir pero tengo la garganta como si tuviera cemento.
Se me acerca con un vaso como de soda con pajita y me indica que sorba. Es agua, bendita agua.

- Voy a ser claro y espero que entiendas sin necesidad de repetir. Durante el tiempo que estés aquí no saldrás, no hablarás, no harás nada que no te digan que hagas. Mi paciencia es poca o nula así que no me pongas a prueba, preferiría evitar tener que poner mis manos sobre tí- y termina dejándome igual que cuando empezó, sin remota idea de donde estoy, que van a hacer conmigo o si tan siquiera viviré para contarlo.

Al terminar se me queda viendo y luego de unos minutos o horas, yo que sé, se da la vuelta y sale por la única puerta del cuarto. No tengo ni idea que va a pasar. Solo sé que pienso salir de ésta como sea.

Al rato de lo q parecen unas dos horas entra un tipo que me causa repugnancia de solo verlo. Es alto y fuerte no tanto como el indio- así le puse al hombre intimidante de ahorita- se me acerca y es más que claro que sus intensiones no son buenas.

- Vaya vaya pero mira que preciosura tenemos aquí, un poco delgada pero eso en unos días dejará de ser así. Ven con papi- me llama asquerosamente mientras yo oro para que aparezca mi indio, algo me dice que él no dejaría que me hagan nada- Dime bonita alguna vez has estado con uno como yo- me pregunta- Te prometo que nos vamos a divertir mucho- cuando casi lo tengo encima con sus asquerosas manos sobre mis muslos inrrumpen en el cuarto casi lanzando la puerta por los aires. Es él mi indio

- Qué coño haces tú aquí?- le pregunta al asqueroso- te advertí que la niña nadie la tocaba. La mercancía debe mantenerse intacta- y así como así se me cae el alma al piso, él no me está protegiendo solo está protegiendo "la mercancía"

- Oh venga tío no tienes que ponerte así. Nadie se va a enterar. Te doy mi palabra de no pegarle solo voy a divertirme un poco
- No- niega rotundamente y solo lo mira mientras aguanta la puerta invitándole a salir
- Eres un jodido aguafiestas. Si no fueras el preferido del jefe ya te hubiera roto esa carita de niño lindo que tienes.

Él no dice nada, solo lo mira fijamente y sin bajar la cabeza. Miércoles!, gracias a Dios yo no he hecho nada para que me mire así, sino ya estuviera hecha pipí.
Al el idiota salir del cuarto él cierra la puerta y se me acerca. No puedo evitar encogerme un poco. Esa mirada sigue en su cara aunque no me está mirando a mí.

- Veve- me dice en tono autoritario, pero tengo las manos amarradas a la espalda así que no puedo tomar el vaso. Se me acerca aún más quedando muy cerquita de mí y me desata las manos y los pies, esos últimos no se porqué.
- Qué es?- le pregunto
- No sé- me responde sinceramente. Al probarlo no sabe mal aunque está espeso y el vaso es grande
- No creo poder tomarlo todo. Está muy espeso y es mucho- digo
- Solo tomalo y punto- dice y se sienta en la silla y me mira fijamente. Pienso que debería molestarme pero no lo hace. Más bien me siento cómoda con su silenciosa mirada. Eva qué coño estás pensando? Me reprendo.
- Cómo te llamas?- le pregunto para matar el rato
- Alpha- me responde
- Te llamas Alpha?
- Así me dicen. En éste negocio no tenemos nombres.
Interesante. Pienso para mí.
- Y qué tipo de negocio es éste?- pregunto
- Es muy conocido. Aunque supongo que la mejor forma de llamarlo es trata de blancas.

Queee??!! Ohh Dios Mio me quieren para prostituirme. Siento como me quedo sin oxígeno. No puedo creer que vaya a perder mi virginidad siendo violada por algún viejo asqueroso.

- Y te parece bien? Estás de acuerdo en que tomen niñas para estarlas prostituyendo como animales, sin importarles su procedencia o el daño que le estén haciendo física y psicológicamente?- no puedo creerlo y yo que lo creí por un momento distinto del resto.

- Solo es un negocio- me dice- No me interesa lo que pase con ninguna de ustedes. Solo me interesa cobrar lo mío y ya está.

- No te creo- le digo- No creo que seas tan mierda como para aceptar lo que problablemente me hagan por nada más que dinero.

- Cree lo que quieras.

Y luego de eso ninguno dice nada. Cuando ya no puedo tomar más de esa cosa le devuelvo el vaso. No lo creí posible pero casi lo tomé todo, supongo que tenía hambre. Pienso en mi familia, mis amigos, Lucy no me vio aunque debe parecerle raro que no haya llegado, sabe que estaba entusiasmada con visitar la universidad. Se supone que haríamos un tour por las instalaciones. Pero ahora todo eso se ve tan lejano. Prefiero no pensar en ello. El indio me estuvo mirando todo éste tiempo, por un momento creí que diría algo. Parecía que quería, pero solo se fue y no me volvió a amarrar. Supongo que se le olvidó o  simplemente está muy seguro que haga lo que haga, jamás podré escapar de aquí.

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