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Pasaron las semanas, aquel pobre corazón empeoró, no le ayudó en nada esa noche y más al recordarla constantemente, recordar las delicadas y dulces caricias que le daba el ex soldado, los besos que dejaban rastros por cada lunar de su piel, él cómo ambos se volvían uno mientras se envolvían en las suaves sábanas blancas y la luna los iluminaba, dejando al descubierto el amor que sienten el uno por el otro, pero que el azabache se niega a aceptar.

El saber qué hubiese pasado si se quedaba, el saber si sería correspondido al ser visto dormir de su lado o ser rechazado diciendo que fue un simple error gracias al alcohol, su cobardía es más fuerte.. Pero no quiere herir más su pobre corazón…

Ya ha sido dañado con el paso del tiempo, con cada sutil muestra de amor siendo rechazada, inclusive siendo expuesto y visto como un bicho raro, uno que solo necesita comprensión y cariño, uno que teme a expresarse gracias a la crueldad de la que es capaz el ser humano.

Helmut… —se escuchó un castaño preocupado desde la puerta, su expresión muestra lo mismo que su voz, preocupación; prefiere no prestarle atención y observa la ventana mientras le da una bocanada a su cigarro, un hábito que comenzó a tener desde que dejó de salir después de aquella noche junto a un vaso pequeño sobre una mesa frente a él, que está hasta la mitad de servido con whisky.

Se ha descuidado físicamente, puede seguir vistiendo bien pese a no salir pero se está dejando crecer la barba sin ningún cuidado en esta, pueden pensar los demás que es un simple capricho al no obtener lo que quiere, si tan solo supieran que James está casado..

Desde el último rechazo, al poco tiempo se enteró que se comprometió y a los meses que al final se casó, teniendo una vida plena, llena de felicidad y una hermosa familia, algo que Zemo no ha podido tener ya que sus padres murieron cuando era todavía más joven, quedando al cuidado de Oeznik, su mayordomo y fiel compañero siendo también la figura paterna que no pudo tener de su fallecido padre biológico.

¡Helmut! —exclamó más preocupado Anthony, quien le tomó por los hombros y agitó un poco hasta que sus miradas conectaron, cayendo en cuenta de que había comenzado a llorar por los múltiples recuerdos dolorosos. —Por favor... —volvió a hablar el castaño mayor en un susurro audible y consolador para el menor, siendo abrazado por este, dándole el consuelo que nadie le ha podido dar, ni siquiera él mismo.

Sabe jugar muy bien sus cartas, es por ello que demuestra estar bien frente a Oeznik cuando se está derrumbando, todo para no preocuparlo, es la única persona en el mundo que no quiere que se entere de lo que sufre en silencio y que escasas veces se expresa abiertamente con Tony, su mejor amigo y pilar.

Goodbye JamesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora