𝓞𝓷𝓮-𝓢𝓱𝓸𝓽𝓼 𝓸𝓯 𝓝𝓮𝓿𝓮𝓻𝓵𝓪𝓷𝓭 - ɴᴏʀᴇᴍᴍᴀ

Amor enfermizo (+18)

Summary: Aún en su adultez, Norman no dejaba de enfermarse tan seguido. Pero eso no sería impedimento para lo que estaba a punto de hacer Emma, al contrario, le vió el punto positivo y decidió sacarle bastante partido.

Advertencias: Contenido apto solo para mayores de edad (como si me fueran a hacer caso XDDD pero igual lo pongo) Este es un AU dónde Emma y Norman son ADULTOS (tienen 26 años) y viven juntos. No sé sitúa en en anime/manga.

Había pasado una semana desde el cumpleaños de Emma. La fiesta fue algo pequeño y casi fugaz, debido a que en su empleo estaba trabajando horas extras para poder pagarse un auto que, desde hace tiempo, quería adquirir. Y al terminar esas jornadas extensas, logró reclamar sus días de descanso merecidos.

Y parecía que el destino ya sabía que iba a tomarse sus vacaciones, debido a que estaba en casa cuidando de cierta persona que tenía la tendencia de enfermarse a menudo.

—37.3°C de temperatura. Has bajado dos grados desde ayer. -dijo Emma, mirando el termómetro que estaba en la boca del albino.

Norman había pescado una fiebre el día del cumpleaños de su novia. El pobre apenas pudo ir y en cuanto llegó, empezó a sentirse mal.

—Y-ya no es tan grave, ¿cierto? Probablemente mañana amanezca mejor.

—Es sólo cuestión de que baje un grado y podrías considerarte como "aliviado", jeje. -dijo ella con una sonrisa. —Menos mal que Anna me enseñó cosas básicas de enfermería.

—Así es, y te servirán mucho más ahora que nos vayamos a casar, dentro de unos meses.

Tomó la delicada y suave mano de su prometida y enlazó sus dedos con los suyos, causando que sus corazones revolotearan de alegría mientras se miraban como tontos enamorados el uno al otro.

—Por cierto. -interrumpió el Minerva —¿No has abierto tus regalos, verdad?

Emma se quedó callada pensando. Había estado demasiado ocupada durante esos días como para poder ver sus obsequios. Eso le dio muchísima pena, pero al menos sus amigos no habían preguntado si ya los había visto, porque sabían que ella había estado trabajando duro durante esos días y no iba a tener tiempo de mirarlos.

—...¿Quieres verlos conmigo? -sonrió nerviosa. Norman soltó un pequeño suspiro, giró la cabeza en forma de negación y sonrió. Le gustaba lo imperfecta que era.

—Adelante, señorita. Veamos que le dieron a mi hermosa chica.

La pelirroja respondió con una tímida sonrisa con sus mejillas sonrojadas. Fue a su armario, dónde tenía los presentes guardados y sacó varias cajas y bolsas, que luego colocó en el pie de la cama y se sentó nuevamente con algunas en brazos.

Había recibido un poco de todo: accesorios, ropa, uno que otra prenda de calzado... hasta que una caja en específico fue la que llamó por completo su atención. Era de color negro y tenía un suave aroma de canela con vainilla. La caja era negra, ligera, con forma de corazón y con un listón rojo que tenía atado alrededor. Supuso que era más ropa por el poco peso. Checó la etiqueta para ver de quién era.

—Es de Gilda. -miró de repente con curiosidad a su pareja. —Me parece extraño, ya que casi siempre los regalos de Gilda vienen más en bolsa... ¿Qué prenda será como para ponerla en una caja? ¿será un saco o una chamarra gruesa?

—Ni idea. Supongo que solo abriéndola vamos a saber de qué se trata.

La de ojos verdes asintió y abrió la caja. Adentro había unas telas dobladas de color rosa pastel junto con una tiara del mismo tono y material encima. Sacó el sombrero y extendió el traje. En cuanto se mostró completa la forma, su expresión facial que hizo todo un poema. Esto llamó así la atención del curioso ojiazul, quién era bastante ajeno a la reacción de Emma. (y a lo que era la prenda en realidad).